El cascanueces y los cuatro reinos (2018)

“El Cascanueces y los Cuatro Reinos” (2018) no es una simple adaptación navideña. Tim Burton, como es costumbre, nos entrega un universo visualmente deslumbrante y sorprendentemente oscuro, aunque esta vez con una estética que se distancia considerablemente de sus películas más conocidas. La película se presenta como una fábula sobre la esperanza, la valentía y la búsqueda de la verdad, envuelta en un mundo de fantasía surrealista y repleto de personajes memorables. La dirección de Burton se distingue por su dominio del contraste entre lo gótico y lo mágico, utilizando una paleta de colores vibrantes que enmarcan los escenarios de ensueño con un toque inquietante.

Mackenzie Foy, como Clara, ofrece una actuación convincente. Su interpretación es sutil pero poderosa, transmitiendo la inocencia y la determinación de la joven protagonista. Jayden Fowora-Knight aporta vitalidad al papel de Phillip, el soldado que acompaña a Clara en su aventura. Sin embargo, la película se apoya en gran medida en la presencia de figuras icónicas como Helen Mirren. Mirren, como Mamá Jengibre, es absolutamente deslumbrante. Su villana es cruel, manipuladora y, sobre todo, profundamente enigmática. Mirren logra que este personaje resuene, logrando que su maldad sea más trágica que amenazante. La química entre ella y Foy es palpable, generando un conflicto central que va más allá de la simple confrontación entre el bien y el mal.

El guion, aunque a veces se siente un poco apurado en el desarrollo de ciertos elementos, logra crear un mundo coherente y fascinante. La estructura narrativa, con sus múltiples saltos entre los reinos, puede resultar un poco desconcertante al principio, pero esto se justifica por la ambición de Burton de explorar diferentes estilos visuales y temáticos. La historia, en su esencia, es un clásico cuento de hadas reescrito para una nueva generación, pero con una profundidad emocional que va más allá de lo superficial. La banda sonora, compuesta por Danny Elfman, como de costumbre, es una joya, complementando la atmósfera onírica y emocional de la película con melodías evocadoras y llenas de matices. El trabajo de producción es impecable, creando un universo de detalles visuales que invitan a la contemplación y al descubrimiento. Las proyecciones de animación, en especial la representación de las diferentes versiones de los reinos, son particularmente impresionantes y demuestran la destreza técnica de los animadores.

A pesar de algunos momentos de ritmo irregular, “El Cascanueces y los Cuatro Reinos” es una experiencia cinematográfica cautivadora. Es una película para disfrutar con la familia, pero que también invita a la reflexión sobre la importancia de la valentía, la esperanza y la perseverancia. Es un cuento de hadas moderno, que, en definitiva, cumple con las expectativas de los aficionados al cine de Tim Burton y a la magia de la Navidad.

Nota: 7/10