El caso de la viuda negra (1987)

“El caso de la viuda negra” es, en su esencia, un thriller elegante y pulido que, aunque no redefine el género, se posiciona como una opción sólida para los aficionados al suspense. La película, dirigida por Michael Mann, regresa a un territorio familiar para el director: un mundo de lujos oscuros, negocios turbios y personajes moralmente ambiguos, con un ritmo metódico que permite una inmersión profunda en la atmósfera del crimen. Mann, con su habitual mano fotográfica, construye imágenes deslumbradoras y llenas de detalles que hablan volúmenes, y que contribuyen significativamente a la sensación de claustrofobia y opulencia que impregna la narrativa.

La historia, centrada en Alex Barnes (Ryan Gosling), una agente federal al borde del colapso personal y profesional, se desarrolla a medida que se le encomienda investigar la muerte aparentemente sin conexión de dos magnates. La trama, si bien podría considerarse un tanto convencional, se beneficia de la manera en que Mann elige presentarla. No se trata de un avance explosivo de ritmo frenético, sino de una acumulación gradual de pistas, sospechosos y falsas interpretaciones. La paciencia que exige la película se recompensa con una revelación final que, aunque predecible para los observadores más astutos, mantiene la tensión y el interés hasta el final.

La actuación de Ryan Gosling es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Gosling, normalmente asociado con roles más ligeros, demuestra una notable capacidad para transmitir la desesperación y la desilusión de un hombre que ha perdido el rumbo. Su Alex es un personaje complejo, marcado por el fracaso y la soledad, y su evolución a lo largo de la investigación es sutil pero efectiva. La química entre Gosling y Ana de Armas, que interpreta a Lana, una joven de gran atractivo y un pasado misterioso, es palpable y añade una dimensión de intriga y deseo a la historia. De Armas, en particular, se echa en falta algo más de desarrollo; su personaje, aunque interesante, termina siendo un poco unidimensional.

El guion, escrito por Eric Warren Singer y Michael Cirone, es donde la película encuentra algunos de sus problemas más evidentes. Si bien la trama se construye con solidez, presenta lagunas argumentales y algunos diálogos que parecen forzados. La exploración de los bajos fondos de las grandes ciudades, y de las relaciones entre ricos y poderosos, es visualmente impactante pero, en algunos momentos, carece de profundidad. Mann se centra mucho en la estética y la ambientación, a veces a expensas de la sustancia narrativa. La película se deleita en el lujo y el secreto, pero le falta un matiz que le diera una verdadera identidad.

A pesar de estas debilidades, "El caso de la viuda negra" es un thriller de suspense bien ejecutado, visualmente atractivo y con una sólida actuación de su protagonista. Es un disfrute para aquellos que aprecien el estilo particular de Michael Mann y que no tengan ninguna expectativa en cuanto a la originalidad del guion. La película no pretende sorprender, sino ofrecer una experiencia cinematográfica de alta calidad que se disfruta lentamente, como un buen whisky.

Nota: 7/10