El Caso Fischer (2015)

“El Sacrificio del Peón”, o “Pawn Sacrifice” como se la conoce en inglés, no es precisamente la película sobre Bobby Fischer que muchos esperábamos. En lugar de una profunda exploración de la mente brillante y atormentada del campeón de ajedrez, la película opta por un thriller psicológico, centrándose en la intensa amistad y eventual obsesión de un psiquiatra, William Holloway (Mark Wahlberg), con el personaje de Fischer. Si bien esta decisión narrativa es intrigante, la ejecución, lamentablemente, no alcanza la complejidad que el material prometía.

Mark Wahlberg ofrece una interpretación sólida como William Holloway, un psiquiatra con sus propios demonios internos, buscando redención a través de su trabajo con Fischer. Su personaje evoluciona de un hombre aparentemente frío y distante a alguien profundamente involucrado en el destino del campeón, y Wahlberg transmite esa transformación con una dignidad que, a veces, compensa la falta de profundidad en la historia. Sin embargo, su interpretación, aunque competente, parece a menudo desprovista de la vulnerabilidad que Holloway necesita para conectar emocionalmente con Fischer.

Aaron Eckhart, como Bobby Fischer, está atrapado en un papel que, en última instancia, es un tanto plano. La película, en su mayoría, se centra en la intensidad de la rivalidad y el aislamiento de Fischer, pero Eckhart se limita a transmitir la enigmática e incómoda presencia de Fischer. No logra profundizar lo suficiente en la psicología del campeón, su pasión por el ajedrez, sus peculiaridades, sus miedos o la magnitud de la presión que representaba el encuentro con Spassky. El personaje de Fischer, a pesar de las brillantes escenas de ajedrez, se siente como una sombra, un objeto de estudio más que un individuo con voz propia.

La dirección de Edward Zwick ( “El Último Samurai”, “Gladiator”) está pulida, con una fotografía cuidadosa que captura la atmósfera tensa de la Guerra Fría y la opulencia de la época. Las secuencias de ajedrez, recreadas con un detalle impresionante, son visualmente espectaculares y, en principio, podrían haber sido la base para una exploración más profunda de la estrategia y la psicología del juego. Sin embargo, estas escenas se presentan principalmente como competiciones visuales, sin la narrativa que las enriquecería. En ocasiones, se siente que se prioriza la estética sobre la sustancia.

El guion, escrito por Charles Carver y William Shepherd, se siente a veces apresurado y desconectado. Las relaciones entre los personajes carecen de la sutileza que se requiere para generar una conexión genuina. La ambigüedad inicial de Holloway sobre sus propios motivos se resuelve de forma un tanto forzada al final, y la película no logra responder completamente a las preguntas sobre la naturaleza de su amistad con Fischer. La trama, aunque interesante, se siente a veces artificial y predecible, con un clímax que no tiene el impacto emocional que se espera.

A pesar de sus intentos, “El Sacrificio del Peón” es una película que decepciona un poco. No logra convertir la fascinante historia de Fischer y Spassky en una experiencia cinematográfica realmente resonante. Si bien las secuencias de ajedrez son visualmente impresionantes y la interpretación de Wahlberg es sólida, la falta de profundidad en la exploración del personaje de Fischer y la trama general, la condenan a ser un entretenimiento ocasional, en lugar de un estudio cinematográfico de un genio incomprendido.

Nota: 6/10