El caso Fritz Bauer (2015)

“El caso Fritz Bauer” no es un thriller convencional ni un drama histórico con efectos especiales grandilocuentes. Es, en cambio, una meditación pausada y profundamente humana sobre la búsqueda de la verdad, la responsabilidad y los límites del poder en la Alemania post-holocaustista. La película, dirigida con maestría por Benedikt Immonen, logra transportar al espectador a la atmósfera tensa y sombría de la Alemania del 57, un país que aún lucha por sanar sus heridas y enfrentarse a su pasado. La película no se centra en la persecución de los criminales, sino en la figura de Fritz Bauer (interpretado con una intensidad magnética por Simon Steinkamp), un fiscal general obstinado y tenaz, convencido de que es imperativo llevar a los responsables de las atrocidades de la guerra ante la justicia.

La dirección de Immonen es sutil pero efectiva. Se evita la melodramatización, permitiendo que el drama se desarrolle con naturalidad, a través de diálogos inteligentes y miradas reveladoras. La cinematografía, a cargo de la también excelente Juliane Köhler, contribuye a la atmósfera de inquietud y desasosiego. Los planos largos, la iluminación sombría y la utilización del blanco y negro evocan la soledad y la melancolía de un hombre que se enfrenta a un pasado que no quiere olvidar. La película respeta el espacio de sus personajes, otorgándoles un tiempo para reflexionar y comunicar sus inquietudes. Es una película que requiere paciencia y atención, pero que recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica rica y profunda.

El guion, adaptado de un libro de los periodistas Christiane Figge y Norbert Müller, se aferra a la complejidad moral de la situación. No hay héroes ni villanos absolutos; todos los personajes son seres humanos con contradicciones y ambivalencias. La película explora la relación entre Bauer y sus colaboradores, especialmente con el joven y ambicioso jefe de la policía, Gustav Vogel (Rainer Eppig), quien se encuentra dividido entre su deber y sus propios intereses. La trama, aunque aparentemente sencilla, está llena de matices y secretos. La película no se limita a la búsqueda de Eichmann, sino que también explora la burocracia estatal, las tensiones políticas y la lucha por la independencia del fiscal general. El guion, a pesar de su rigor histórico, se siente fresco y relevante, abordando temas universales como la justicia, la memoria y la responsabilidad.

La actuación de Simon Steinkamp es, sin duda, la joya de la corona. Su interpretación de Fritz Bauer es magistral. Transmite la determinación, la frustración y la profunda tristeza de un hombre atormentado por la búsqueda de la verdad. Steinkamp logra capturar la complejidad de su personaje, mostrando su integridad moral, su vulnerabilidad y su sentido del deber. Las escenas de diálogo son especialmente impactantes, revelando la profundidad de su personalidad. El resto del reparto también ofrece actuaciones sólidas, con especial mención a Rainer Eppig, que interpreta a Vogel con una intensidad convincente. La química entre Steinkamp y Eppig es notable, creando una relación ambivalente y llena de tensiones.

En definitiva, "El caso Fritz Bauer" es una película exigente pero gratificante. Es un homenaje a un hombre que se negó a comprometer su integridad moral en un momento crucial de la historia alemana. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión sobre los límites de la justicia, la importancia de la memoria y la responsabilidad individual. Es una película que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales hayan comenzado a rodar.

Nota: 8/10