El caso Sloane (2016)

“El caso Sloane” (The Case of Sloane) es una película que, lejos de ofrecer un espectáculo político grandilocuente, se adentra en la ambigüedad moral y en las consecuencias imprevistas del poder. Jessica Chastain entrega una actuación magistral, pero la película, a pesar de su excelente interpretación y dirección precisa, no alcanza la profundidad que prometía.

La película nos presenta a Elizabeth Sloane, una abogada brillante y despiadada, que se dedica a persuadir a políticos y magnates para que aprueben una legislación que restringe la posesión de armas de fuego en Washington D.C. Chastain, tal y como es habitual en su filmografía, se sumerge completamente en el personaje, transmitiendo la ambición implacable de Sloane con una mirada penetrante y un control expresivo impecable. Lo que hace que su interpretación sea tan convincente es la sutil construcción del personaje: no se trata solo de una villana caricaturesca, sino de una mujer que, por sus convicciones y su éxito, está dispuesta a cruzar límites éticos que le parecen perfectamente justificables en su mente. Ella cree estar haciendo el bien, y esa creencia la impulsa a tomar decisiones extremadamente cuestionables.

La dirección de Roger Mitchell es deliberadamente contenida. Se aleja del melodrama y se enfoca en la tensión psicológica, en las conversaciones tensas y en los encuentros individuales que revelan la ambigüedad moral de Sloane. El ritmo es pausado, permitiendo al espectador asimilar la complejidad de las situaciones y las motivaciones de los personajes. Sin embargo, esta lentitud a veces puede resultar un poco pesada, especialmente para aquellos que buscan un thriller político con más acción. La película se siente más como un drama introspectivo que como un thriller político y, aunque esto no es necesariamente un defecto, limita su capacidad para generar un impacto más grande.

El guion, basado en el artículo de la revista The Nation, está bien construido, pero carece de la chispa que podía haberle dado una mayor profundidad. Las conversaciones, aunque bien escritas, se sienten a veces repetitivas y la película no explora suficientemente las posibles consecuencias de las acciones de Sloane para el resto de la sociedad. Se deja mucho entre medias, y la película termina siendo más una observación sobre la naturaleza humana y el poder, que sobre una trama política compleja. La película plantea preguntas sobre la ética del lobby, la corrupción y la influencia del dinero en la política, pero no ofrece respuestas definitivas, lo que puede resultar frustrante para algunos espectadores. El tema de la manipulación, el engaño y la pérdida de la inocencia es lo que realmente resalta, pero no se consolida lo suficiente.

A pesar de sus fallos, "El caso Sloane" es una película que invita a la reflexión. Es una historia moralmente ambigua, interpretada magistralmente por Jessica Chastain, y que, aunque no ofrece soluciones fáciles, nos obliga a cuestionar nuestras propias convicciones y a considerar el precio del éxito.

Nota: 7/10