El chico ideal (2015)

“El chico ideal” (The Ideal Husband) es una propuesta intrigante y, a pesar de algunos tropiezos, que se atreve a explorar las complejidades de la confianza, la obsesión y el poder oculto en una relación aparentemente perfecta. La película, dirigida con cuidado por Kenneth Drazick, no se aferra a los clichés del thriller psicológico convencional, sino que construye una atmósfera de tensión palpable a través de la sutileza y la construcción de personajes. La película, estrenada originalmente en 2004, ha ganado una nueva relevancia con el resurgimiento del interés en las películas de suspense de los años 2000.

La dirección de Drazick se distingue por su enfoque en los detalles visuales. La casa de Leah y Dave, en particular, se convierte en un personaje en sí mismo: opulenta, meticulosa y aparentemente impecable, pero con una sutil sensación de frialdad que refleja la disonancia subyacente en la relación. La fotografía de Peter Deming contribuye significativamente a esta sensación, utilizando colores apagados y una iluminación que a veces se vuelve casi claustrofóbica. No se busca el glamour ostentoso, sino una imagen que sugiera orden y control, precisamente lo que se va desmoronando con la llegada de Carter.

La película se sustenta en gran medida en las actuaciones de Kate Beckinsale y James Denton. Beckinsale, en el papel de Leah, ofrece una interpretación convincente de una mujer que lucha contra sus propios miedos y deseos. Su transformación, de ser una mujer segura de sí misma a ser alguien presa de la paranoia, es gradual y creíble. Denton, por su parte, es más sutil, pero su personaje de Dave es esencial para el desarrollo de la trama. Su quietud, a veces inquietante, refleja la amenaza latente que se cierne sobre la relación. El contraste entre sus personajes crea un punto de tensión constante que mantiene al espectador enganchado.

El guion, adaptado de la obra teatral de Mark Stoeckle, no es una obra maestra de la escritura, pero sí cumple su cometido. Se centra en la dinámica de poder entre Leah y Carter, explorando cómo la admiración y el deseo pueden distorsionar la percepción de la realidad. La película cuestiona la noción de "felicidad ideal", revelando que el amor verdadero puede estar oculto bajo una fachada de perfección. Sin embargo, algunos diálogos resultan un poco forzados y la resolución, aunque satisfactoria, podría haber sido más elaborada. El ritmo es pausado, casi deliberadamente lento, lo que puede resultar frustrante para algunos espectadores, pero contribuye a la atmósfera de suspense. La película, en definitiva, se basa en la sugerencia más que en la acción directa, dejando mucho a la interpretación del espectador.

Nota: 7/10