El chico y la garza (2023)

“El chico y la garza” es un filme que, en su forma cinematográfica, se sitúa como una meditación lenta y profunda sobre la transición de la adolescencia y la búsqueda de la identidad. Adaptación de la conmovedora novela de Genzaburo Yoshino, la película, dirigida con sensibilidad por Nobuhiro Doi, se centra en el lento y doloroso despertar de Kenji, un joven atrapado en una dinámica familiar disfuncional y en un mundo marcado por el silencio y la incomprensión. La película no ofrece un melodrama explosivo, sino una observación detallada y, a menudo, inquietante, de la soledad y el aislamiento que pueden carcomer a un adolescente en su camino hacia la madurez.

La dirección de Doi es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la película. No se siente presurosa, permitiendo que la cámara se detenga en los momentos significativos, capturando la expresión silenciosa de los personajes y el ambiente opresivo de la casa rural donde transcurre gran parte de la historia. La fotografía, con tonalidades grises y la luz natural, contribuye a crear una atmósfera de melancolía y desasosiego, que refleja el estado emocional del protagonista. Doi evita los clichés del género, optando por una estética minimalista pero efectiva que refuerza el mensaje central de la película: que la verdadera comunicación a menudo se encuentra más allá de las palabras.

Las actuaciones son excepcionales, especialmente la de Kenichi Takagi como Kenji. Su interpretación es sutil y llena de matices, transmitiendo con maestría la confusión, el miedo y la creciente desesperación del joven. La química entre Takagi y el resto del reparto, especialmente el veterano actor Masahiro Takayanagi como el tío del protagonista, crea un ambiente creíble y lleno de tensión. El tío, un hombre taciturno y atormentado por sus propios demonios, se convierte en un espejo para Kenji, aunque ambos se nieguen a reconocerlo. La relación entre los dos personajes es compleja, cargada de resentimiento y una melancólica comprensión mutua.

El guion, adaptado de la novela, logra traducir con fidelidad la complejidad psicológica de la obra original. Si bien la trama es sencilla, la película explora temas universales como la soledad, la falta de comunicación, la dificultad de establecer relaciones significativas y el impacto del pasado en el presente. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza humana y la importancia de la empatía. Sin embargo, es cierto que el ritmo pausado podría resultar lento para algunos espectadores. La película requiere paciencia y una disposición a dejarse llevar por la atmósfera y los silencios.

En definitiva, “El chico y la garza” es una obra cinematográfica valiosa y conmovedora que invita a la reflexión. No es un filme para todos los públicos, pero para aquellos que aprecien el cine contemplativo y la profundidad emocional, será una experiencia inolvidable. Representa un ejemplo de cómo adaptar una novela con la sensibilidad y el respeto que merece, convirtiendo un relato agridulce en una película que permanece en la memoria con fuerza.

Nota: 7.5/10