“El Colegio de los Animales Mágicos 2: El Origen” no es, ni mucho menos, la joya de la corona del cine infantil de los últimos tiempos, pero tampoco es una debacle. Es, en su esencia, una película reconfortante que se sitúa en el confortable espacio de la fantasía y la amistad, utilizando la premisa de un musical para construir una historia que, aunque predecible, logra entretener y, en algunos momentos, conmover. La dirección de Bill Kentish, por lo general segura, no sorprende, pero se centra en crear un ambiente visualmente agradable, lleno de colorido y detalles que evocan la magia de la escuela y sus animales. Se nota un esfuerzo en mantener la estética similar a la primera entrega, lo que puede resultar tanto positivo para los fans como una ligera carencia de originalidad.
El guion se apoya en argumentos familiares, pero la trama, centrada en la importancia del trabajo en equipo y la superación de las propias inseguridades, es una lección que, a pesar de ser evidente, se transmite de forma efectiva. La rivalidad entre Ida y Helene, las dos directoras, genera tensión y dinamismo, y la historia de Anna-Lena, la talentosa cantante que se niega a brillar, es un tropo que resuena con muchas niñas. Sin embargo, el guion peca a veces de artificialidad, sobre todo en las motivaciones de Helene para conquistar a Jo. Sus artimañas resultan un tanto forzadas y poco creíbles.
Las actuaciones son, en general, sólidas. Emily Blunt, como Miss Cornfield, aporta un toque de sabiduría y humor al grupo. Pero el verdadero corazón de la película reside en el elenco infantil. La joven Alice N’Denge, quien interpreta a Anna-Lena, ofrece una actuación conmovedora y auténtica. Su timidez y su lucha por encontrar su voz son palpables y generan empatía en el espectador. Aunque las interpretaciones de los demás niños son correctas, no destacan particularmente. Es cierto que el foco se centra en el desarrollo de Anna-Lena, pero la caracterización de los personajes secundarios podría haber sido más elaborada.
El musical, aunque no alcanza la grandiosidad de un número de Broadway, incorpora algunas canciones pegadizas y bien ejecutadas. La banda sonora, en su conjunto, es agradable y se integra bien en la narrativa. No obstante, la inclusión de las canciones se siente, en ocasiones, como un mero adorno para justificar los momentos dramáticos. El tema central de la película, la importancia del trabajo en equipo, se subraya constantemente, lo que puede resultar repetitivo para el espectador.
En definitiva, “El Colegio de los Animales Mágicos 2: El Origen” es una película infantil ligera y entretenida, perfecta para una tarde familiar. No ofrece nada particularmente innovador, pero logra mantener al espectador interesado gracias a sus personajes entrañables y su mensaje positivo. No es una obra maestra, pero cumple su cometido de ofrecer una experiencia agradable y reconfortante.
Nota: 6/10