El coloso en llamas (1974)

“El Coloso en Llamas” es un melodrama de desastre que, más allá de su impacto visual inmediato, busca explorar la fragilidad de la utopía y el costo oculto del progreso. La película, dirigida con maestría por Roland Emmerich, no se limita a reproducir clichés de películas de desastres; aunque el formato es familiar –cédula de oro, evacuaciones caóticas, heroísmo improvisado–, la ambición de Emmerich reside en el lento desmantelamiento de la ilusión de un futuro brillante. La construcción del rascacielos, la 'Colossus', se presenta inicialmente como un símbolo de ambición y avance tecnológico, un nuevo corazón para San Francisco. Sin embargo, la película, con un ritmo deliberadamente pausado, revela la avaricia y la negligencia detrás de su construcción, sentando las bases para la inevitable tragedia.

La dirección de Emmerich, como es habitual, es impecable en su recreación de la escala y el detalle del incendio. Las imágenes de llamas que devoran el edificio son, sin duda, espectaculares y crean una sensación visceral de pánico y desesperación. Pero la película va más allá del espectáculo visual, centrándose en las reacciones humanas ante el desastre. La relación entre los personajes, especialmente la de la arquitecta Holly Breed (interpretada con sutil pero poderosa actuación por Naomi Watts) y la inspectora de bomberos Barbara Ross (interpretada por Julianna Margulies), es el corazón emocional de la película. La complejidad de sus motivaciones y el peso de sus decisiones morales añaden una capa de profundidad a la trama, alejándola de la mera espectacularidad. La interpretación de Watts, en particular, es notable, capturando la angustia y la incertidumbre de una mujer que se enfrenta a la responsabilidad de su creación.

El guion, aunque algo lento, ofrece un retrato de la sociedad moderna, donde la ambición y el pragmatismo a menudo se llevan a extremos peligrosos. Las motivaciones de los personajes, desde la directora de la construcción, hasta los políticos corruptos, son complejas y no se presentan como villanos unidimensionales. La película no busca ofrecer respuestas fáciles o juicios moralistas; más bien, invita a la reflexión sobre los límites del progreso y las consecuencias de la falta de precaución. Sin embargo, algunos diálogos, especialmente en las primeras partes, pueden resultar un poco forzados, y la trama se vuelve un poco repetitiva a medida que avanza el incendio. A pesar de estos pequeños fallos, la película logra mantener un cierto nivel de tensión y emoción a lo largo de su duración. El uso del sonido, con sus efectos creados digitalmente, es a veces obvio, pero en general es efectivo para transmitir la sensación de caos y peligro.

En definitiva, “El Coloso en Llamas” es una película entretenida y visualmente impresionante que ofrece una mirada crítica a la búsqueda del progreso y el precio que se paga por la ambición desmedida. Aunque no es una obra maestra cinematográfica, su impacto emocional y su capacidad para generar inquietud sobre el futuro son notables. La película invita a considerar la responsabilidad que conlleva la construcción de un mundo nuevo y a cuestionar las promesas de una utopía inalcanzable.

Nota: 7/10