El contratista (2022)

“El Contratista” (The Mercenary), dirigida por Rienzi Sinn, no es una película que te deje indiferente. Si bien la premisa inicial –un ex-soldado de las Fuerzas Especiales que se convierte en mercenario para ayudar a su familia– es familiar, la ejecución, y más concretamente la dirección y el guion, elevan la película más allá de lo puramente entretenido, aunque no exenta de ciertos tropiezos. La película se centra en James Harper, interpretado con una intensidad palpable por Mark Wahlberg, un hombre devastado por la pérdida y la frustración, que busca un propósito en un mundo que le ha quitado todo. Su decisión de unirse a una organización de contratistas privados no es simplemente por dinero, sino por la necesidad desesperada de asegurar el futuro de su esposa y hijo.

Rienzi Sinn demuestra una mano firme al controlar el ritmo de la narrativa, construyendo una tensión constante a través de las secuencias de acción. No se conforma con explosiones y persecuciones desenfrenadas, sino que busca un realismo brutal en la representación de la violencia. Las escenas de combate son particularmente efectivas: coreografías lentas, deliberadas y crudas que transmiten el impacto físico y emocional de cada golpe. La dirección de acción no busca la espectacularidad, sino la desolación; la sensación de que la vida de estos individuos se ha reducido a una lucha por la supervivencia. La paleta de colores, mayormente apagada y sórbida, refuerza esa atmósfera de desesperanza.

La actuación de Mark Wahlberg es crucial para el éxito de la película. Eleva el material proporcionado, dotando a James Harper de una vulnerabilidad y un dolor que se siente profundamente. No se trata de un héroe idealizado; es un hombre roto, marcado por el trauma, y la interpretación de Wahlberg refleja esa complejidad. El resto del reparto cumple su cometido, con especialmente buena actuación de Walton Goggins como el ambiguo y pragmático jefe de la organización de contratistas. Aunque los personajes secundarios carecen de la profundidad de Harper y su jefe, cumplen su función en el desarrollo de la trama.

El guion, sin embargo, presenta algunas debilidades. Aunque la historia es interesante y el conflicto central es convincente, la trama se vuelve un tanto predecible en algunos momentos, y algunos diálogos pueden resultar algo torpes. Además, el tratamiento de los temas morales y éticos asociados a la industria de los contratistas privados, aunque presente, no alcanza la profundidad que podría haber aportado mayor resonancia. Se siente, en ocasiones, que la película se limita a mostrar los hechos, sin profundizar en las implicaciones más complejas del personaje o del contexto en el que opera. A pesar de estas limitaciones, la película logra mantener la atención del espectador gracias a su ritmo constante y a las interpretaciones sólidas de sus protagonistas.

Nota: 6.8/10