El cuervo: Ciudad de ángeles (1996)

“El Cuervo: Ciudad de Ángeles” es un ejercicio de nostalgia ambicioso y, en última instancia, un tanto decepcionante. La película, adaptada de una historia que ha marcado a generaciones, no solo intenta honrar el legado del original de 1994, sino que se embarca en un intento de reinterpretarlo en un contexto contemporáneo. El resultado, sin embargo, es una mezcla confusa de elementos de terror psicológico, thriller de investigación y drama familiar, que rara vez se integra de manera satisfactoria.

La dirección de Corin Hardy es visualmente impactante. El uso de la iluminación, especialmente la constante presencia de sombras y un ambiente de niebla persistente, crea una atmósfera inquietante y opresiva. Hay momentos genuinos de tensión y horror que logran capturar el espíritu oscuro y melancólico del cómic. Sin embargo, el director se deja llevar por un estilo excesivamente estilizado, recurriendo con demasiada frecuencia a efectos especiales llamativos que, en lugar de mejorar la experiencia, la estropean. La violencia, aunque brutal y gráfica, no tiene el impacto emocional que se podría haber buscado y se siente, a veces, más como una exhibición que como una consecuencia lógica de la trama.

La película cuenta con una sorprendente actuación de Mark Strong como el detective Elijah Moor, un hombre atormentado por su pasado y obsesionado con resolver el caso de la niña desaparecida. Su interpretación es lenta, deliberada y profundamente conmovedora. Sin embargo, el resto del elenco, incluyendo a John Malkovich como el padre afectado, no logra alcanzar el mismo nivel. Sus personajes, aunque bien intencionados, se sienten planos y carentes de profundidad, lo que dificulta la conexión emocional con ellos. La dinámica familiar, que debería ser el corazón de la historia, se siente forzada y poco creíble.

El guion, escrito por David Schulman, Tim Hodgers y Cormac McCarthy (aunque McCarthy solo contribuyó en algunos momentos), es la principal debilidad de la película. La trama se desarrolla de manera fragmentada, salteando entre diferentes líneas de investigación y personajes sin ofrecer suficiente contexto ni justificación. El ritmo es irregular, alternando momentos de suspense tenso con escenas torpes y expositivas. La idea de un padre que regresa de la muerte con poderes sobrenaturales es intrigante, pero la película no explora completamente el potencial de esta premisa. Los flashbacks, utilizados para revelar detalles del pasado de los personajes, son, en su mayoría, redundantes y poco convincentes.

En definitiva, “El Cuervo: Ciudad de Ángeles” es un intento ambicioso que, a pesar de sus virtudes visuales y el buen trabajo de Mark Strong, se ve empañado por un guion inconsistente y una dirección excesivamente estilizada. La película no logra capturar la esencia del original de 1994, ni se desarrolla una nueva interpretación digna de la leyenda del Cuervo. Es un producto de consuelo para los fanáticos del cómic, pero probablemente decepcionará a aquellos que buscan una experiencia de terror o thriller realmente impactante.

Nota: 6/10