El demonio bajo la piel (2010)

“El demonio bajo la piel” (<-El demonio bajo la piel->) no es un thriller convencional, ni siquiera un drama criminal con un trasfondo perturbador. Es un examen de la psique humana, una disección brutal y meticulosa de la moralidad y la naturaleza de la violencia, ambientada en el árido y claustrofóbico entorno de una ciudad petrolera texana de la década de 1950. La película, dirigida con una precisión quirúrgica por Bo Göransson, logra condensar la complejidad de la novela original de Jim Thompson, adaptada ya en el pasado, en una experiencia cinematográfica visceral y profundamente inquietante. No se trata de un espectáculo de acción, sino de un proceso lento y angustiante de desintegración del protagonista, Lou Ford, interpretado magistralmente por Casey Affleck. Esta es, sin duda, su mejor actuación hasta la fecha, y Affleck no se limita a la representación; *es* Lou Ford, transmutándose lentamente en el monstruo que siempre ha estado latente en su interior.

La dirección de Göransson es fundamental para el éxito de la película. El uso de la fotografía en tonos apagados y opacos, con predominancia de colores tierra y grises, crea una atmósfera de opresión y desesperanza. La composición de los planos es deliberadamente incómoda, a menudo con primeros planos del rostro de Affleck, que revelan la lucha interna del personaje. La paleta de colores se intensifica a medida que la película avanza, reflejando la creciente perturbación mental de Lou. El ritmo, aunque pausado, es deliberadamente tenso, permitiendo al espectador sentir la lenta e inevitable desintegración del protagonista. La banda sonora, minimalista y disonante, añade una capa extra de angustia, complementando la atmósfera opresiva.

La actuación de Affleck es, por supuesto, el corazón de la película. Su interpretación es increíblemente sutil y matizada. Transmite la mezcla de vulnerabilidad, amabilidad y brutalidad que define a Lou Ford. Observamos cómo su personaje lucha contra una fuerza oscura que intenta consumirlo, y la paciencia con la que Affleck retrata este proceso es admirable. El resto del elenco secundario, especialmente Sally Hawkins como la esposa de Lou, actúa con una economía de medios, aportando una carga emocional silenciosa pero poderosa. La química entre Affleck y Hawkins es esencial para el impacto emocional de la historia.

El guion, basado en el relato de Thompson, es excepcionalmente bueno. No se limita a exponer la trama del crimen del pasado, sino que explora la raíz de la violencia y la naturaleza del mal. La película plantea preguntas incómodas sobre la responsabilidad moral, la naturaleza de la inocencia y la capacidad del hombre para cometer actos atroces. La ambigüedad moral es una característica clave de la historia; no hay personajes verdaderamente buenos o malos, solo individuos con defectos y la capacidad de hacer el mal. La película deja al espectador con una sensación de inquietud persistente, reminiscente de las historias que exploran los rincones más oscuros de la psique humana. El guion, en resumen, es un ejemplo de maestría narrativa.

Nota: 8.5/10