El desafío americano (1984)

“El Desafío Americano” (American Challenge) no es una película que redefine el género de la comedia adolescente, pero sí logra un encanto nostálgico y una ternura inesperada que la convierten en una agradable distracción. Dirigida por Michael Schulman, la película se sitúa dentro de un subgénero específico: la comedia romántica con un toque de competencia y un trasfondo rural americano, y lo hace con una honestidad refrescante que a menudo se echa de menos en el cine actual.

La película se centra en Tim Pearson, interpretado con una vulnerabilidad convincente por Benjamin Poindexter. Tim es un chico ordinario, un estudiante de secundaria con un sueño: huir de su pequeño pueblo en Illinois y perseguir su pasión por la oceanografía. Sin embargo, su vida se ve interrumpida por el inesperado interés en Michelle ‘Mike’ Cody (Kenzie Dúnaway), la atractiva y enigmática encargada de un espectáculo de coches de choque. La rivalidad por el corazón de Mike se convierte en el motor de la trama, pero la película no se limita a la típica lucha romántica. La dinámica entre Tim y Mike es realista, con momentos de humor torpe, silencios incómodos y una atracción que palpita bajo la superficie.

La dirección de Schulman es meticulosa, capturando la atmósfera rural de Illinois y el ambiente vibrante del espectáculo de coches de choque. El film está visualmente atractivo, utilizando planos que resaltan tanto la belleza natural del paisaje como el colorido y emocionante mundo de la competición automovilística. La banda sonora, compuesta por Jukebox the Ghost, complementa a la perfección la narrativa, contribuyendo a crear una atmósfera particular y, en ocasiones, casi onírica.

Las actuaciones son sólidas. Benjamin Poindexter, como Tim, ofrece una interpretación genuina y accesible. Kenzie Dúnaway, como Mike, deja claro que su personaje es más complejo que un simple interés romántico; hay una tristeza subyacente que la hace mucho más interesante. El personaje interpretado por Ethan Cutts como el esposo divorciado, Jackson, aporta un elemento de drama familiar que da profundidad a la historia y, aunque no es el personaje más carismático, su arco narrativo es crucial para entender el desarrollo de Tim. La química entre los tres actores es natural, lo que resulta en escenas creíbles y entretenidas.

El guion, aunque no asombra por su originalidad, es competente. Se basa en tropos comunes del género, pero los explota de manera efectiva y evadido de clichés. La trama es predecible, pero la película se beneficia de un ritmo ágil y un desarrollo de personajes bien ejecutado. El conflicto central, la rivalidad romántica y la tensión familiar, se manejan con sensibilidad y se integran en la narrativa de manera orgánica. Sin embargo, la película podría haber profundizado más en la exploración de las motivaciones de los personajes y en el trasfondo social del pueblo de Illinois.

Nota: 7/10