“El Desafío” (The Walk) no es simplemente una película sobre un hombre caminando sobre dos rascacielos; es una meditación sobre la ambición, la obsesión y el coraje que reside en los rincones más inesperados de la humanidad. Dirigida por Robert Zemeckis, la película se centra en la vida de Philippe Petit, un funambulista francés cuyo sueño improbable y casi suicida fue caminar entre la Puerta Sur y la Puerta Norte de las Torres Gemelas de Nueva York en 1974. Zemeckis, conocido por su maestría con la tecnología, logra un equilibrio admirable entre la recreación de la tensión y el riesgo inherente al proyecto y la exploración de la figura de Petit como un individuo complejo y profundamente arraigado en sus propias fantasías.
Joseph Gordon-Levitt ofrece una interpretación cautivadora de Petit. Lo que quizás no es tan evidente al principio, es la película consigue mostrar el interior de un hombre absorbido, casi por completo, por su visión. Gordon-Levitt transmite con precisión la determinación silenciosa, la meticulosa planificación y el ardor que caracterizan a Petit. La película no se queda en la mera imitación de un movimiento; se sumerge en el proceso mental, la ansiedad y la determinación que son cruciales para cualquier funambulista. Ben Kingsley, como Papa Rudy, el mentor de Petit, aporta una presencia sabia y pragmática que complementa a la vez la pasión desenfrenada del protagonista. La relación entre ambos es el corazón emocional de la película y Kingsley lo interpreta con una ternura y un respeto genuinos.
El guion, adaptado de las memorias de Petit, se centra más en la atmósfera y la sensación de la aventura que en los detalles factuales. Si bien la película se basa en eventos reales, Zemeckis toma la libertad de expandir ciertos aspectos, creando momentos de tensión dramática y suspense que intensifican la experiencia. La banda sonora, con piezas de música clásica y sonidos ambientales, contribuye significativamente a la inmersión y refuerza la sensación de peligro y audacia. Los efectos visuales, utilizados con moderación y a favor de la narrativa, son impresionantes pero nunca dominan la imagen. La película hace hincapié en los aspectos sensoriales: el rugido del viento, la sensación de la cuerda bajo los pies, el temor y la euforia que siente Petit. Es un logro técnico considerable, pero lo realmente importante es la forma en que se integra la tecnología en la experiencia emocional de la película.
A pesar de su estética moderna y su uso de captura de movimiento, “El Desafío” evoca un ambiente de los años 70 con un respeto por la época y el espíritu de la época. No es un thriller de acción convencional; es una película sobre la voluntad de desafiar lo imposible y la importancia de perseguir tus sueños, incluso cuando el mundo te dice que estás loco. La película celebra la creatividad, el coraje y la necesidad de romper con las expectativas. Es un retrato íntimo de un hombre que, en la búsqueda de su obsesión, se convierte en un símbolo de libertad y audacia.
Nota: 8/10