El desprecio (1963)

(FR) · Drama, Romance · 1h 43m

Más intrépida! Más descarada! Y mucho, mucho más Bardot!

Póster de El desprecio
Media
4.0 /10

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Dónde ver El desprecio

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Sinopsis

Paul Javal (Michel Piccoli), un autor dramático francés, acepta reescribir algunas escenas para "La Odisea", una película que se va a rodar en Capri bajo la dirección del renombrado director alemán Fritz Lang (Fritz Lang). En un primer encuentro con el productor, el arrogante norteamericano Prokosch (Jack Palance), el escritor deja que su mujer, la bella Camille (Brigitte Bardot), se vaya en el coche con el productor a la finca de éste, lo cual da lugar a un grave mal entendido entre el escritor y su esposa, que cree que la ha ofrecido como moneda de cambio para obtener un mejor pago. Como consecuencia de esta situación, el escritor se verá inmerso en una dolorosa crisis matrimonial.

Ficha de la película

Título original

Le Mépris


Estreno


Géneros

Idioma original

FR



Guionista

Joseph E. Levine, Georges de Beauregard, Carlo Ponti


Reparto principal de El desprecio

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en El desprecio.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de El desprecio

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto El desprecio. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Álvaro Velasco
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.0/10)

“El Desprecio” (1963) no es simplemente una película de cine; es una fotografía del deseo, un retrato de la frustración y un melodrama exquisitamente ejecutado que se cierne sobre la belleza decadente de la Costa Amalfitana. La película de Jean-Luc Godard es un documento valioso, no solo por su importancia histórica en el desarrollo del cine de autor, sino por su profunda exploración de las tensiones emocionales y la disonancia entre el arte y la vida.

La dirección de Godard es, sin duda, el corazón palpitante de la película. El ritmo pausado, las largas tomas, la utilización del blanco y negro para acentuar la atmósfera de ensueño y melancolía, y la insistente fotografía de Raoul Paliron, crean un ambiente de quietud opresiva que refleja la incomunicación entre los personajes. Godard no se limita a narrar la historia; la siente y la transmite a través del plano, la composición y el sonido. Su uso del silencio es particularmente efectivo, creando momentos de tensión inconfesable que hablan más que cualquier diálogo.

Las actuaciones son sobresalientes. Michel Piccoli ofrece una interpretación magistral como Paul Javal, un hombre consumido por la frustración y el resentimiento. Su Paul es un intelectual atormentado, un autor incapaz de conectar con su entorno, y la película explora la soledad y la desesperación que acechan bajo la superficie de su éxito. Sin embargo, Brigitte Bardot como Camille es, sin duda, la verdadera joya de la película. Su interpretación es radiante, seductora y, al mismo tiempo, profundamente vulnerable. Camille no es solo una mujer hermosa; es un símbolo de la ambigüedad, de la independencia y de la capacidad de evadir al hombre. Jack Palance, interpretando al productor Prokosch, es un antagonista frío y calculador, cuya presencia irradia un poder silencioso y una indiferencia glacial. Sus interacciones con Camille son momentos clave de la película, donde la tensión sexual y la frustración se manifiestan de manera sutil pero poderosa.

El guion, escrito en colaboración con Jacques Rivette, es una obra maestra de la ambigüedad. No hay respuestas fáciles ni explicaciones claras. La película plantea preguntas sobre la naturaleza del arte, el deseo, el matrimonio y la responsabilidad. La escena del viaje en coche, con la silueta de Camille desvaneciéndose en la distancia, es un icono cinematográfico que encapsula la sensación de pérdida e irremediable fuga. La película no se contenta con resolver los conflictos; los deja latentes, sugiriendo que la verdadera lucha reside en la comprensión de las motivaciones y las emociones subyacentes de cada personaje. La ausencia de un diálogo directo, la insistente sugestión y el juego de miradas son elementos cruciales para crear una atmósfera de incomodidad y de creciente malestar. Godard logra que el espectador se convierta en un testigo silencioso de una drama personal y existencial.

En definitiva, “El Desprecio” es una película desafiante, memorable y profundamente conmovedora. Es una experiencia cinematográfica que se queda con el espectador mucho después de que los créditos finales hayan rodado.

Nota: 8/10

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