El día de los muertos (1985)

“El día de los muertos” (Day of the Dead) no es, ni de lejos, la película de zombies más original del mercado, pero sí una experiencia cinematográfica sorprendentemente tensa y claustrofóbica que se aferra a lo esencial del género con una madurez inquietante. La película, dirigida por Zack Snyder, abandona la espectacularidad visual excesiva que caracterizó a algunas de sus obras anteriores, optando por un estilo más sobrio, casi documental, que intensifica el horror psicológico y la sensación de desesperación.

La premisa, si bien no es novedosa, se desarrolla en un escenario impecablemente construido. La instalación subterránea, con sus pasillos laberínticos, sus equipos científicos oxidados y el constante zumbido de las máquinas, se convierte en un personaje más. La dirección de Snyder, siempre precisa en la composición de los planos y el manejo de la cámara, logra generar una atmósfera opresiva que te envuelve y te hace sentir la claustrofobia de los personajes. La película no se gasta en efectos especiales deslumbrantes; la verdadera amenaza reside en la lenta desintegración de la moral y la supervivencia de los protagonistas.

El guion, escrito por Zack Snyder y Raymond Lee, es deliberadamente lento y efectivo. El ritmo pausado, en lugar de ser un defecto, permite explorar las dinámicas de poder entre los científicos, liderados por el Dr. Leopold (Timothy Olyphant), y los soldados, representados por el sargento Collins (John Ortiz). La tensión crece con el tiempo, alimentada por la escasez de recursos, la paranoia y las decisiones difíciles que deben tomar. Las actuaciones son sólidas, destacando especialmente la interpretación de Olyphant, que logra transmitir la desesperación y la ambición de un hombre que se aferra a la ciencia como única esperanza. Ortiz, por su parte, ofrece un retrato convincente de un militar curtido en mil batallas, dividido entre su deber y su instinto de supervivencia. La película no se centra en la acción desatada, sino en la evolución emocional de sus personajes, cuestionando la naturaleza humana en el límite de la extinción.

Aunque la película podría beneficiarse de un mayor desarrollo de algunos personajes secundarios y una exploración más profunda de la posible cura, “El día de los muertos” logra sumergir al espectador en una pesadilla realista y visceral. No es una película para aquellos que buscan sustos fáciles, sino una reflexión sobre la fragilidad de la sociedad y la capacidad humana para el mal. Es, en definitiva, una historia sobre la deshumanización y el precio que pagamos por la supervivencia. La película deja una sensación de inquietud duradera, recordándonos que la verdadera amenaza no siempre proviene de los muertos vivientes.

Nota: 7/10