El día de mañana (2004)

“El día de mañana” (The Day After Tomorrow) es una película que, a pesar de su ya considerable edad, sigue manteniendo un impacto emocional y una relevancia inquietante. La cinta, estrenada en 2004, no se trata de un thriller de acción repleto de efectos especiales grandilocuentes, sino de una historia sobre el miedo, la responsabilidad y el dolor de las consecuencias de la inacción. La dirección de Jon Turteltaub es funcional, manteniendo siempre el enfoque en la narrativa y en la representación del caos climático, evitando la sobrecarga visual que a menudo caracteriza a este género.

La película, sin embargo, logra su mayor fuerza gracias a sus actuaciones. Dennis Quaid, como el climatólogo Jack Hall, entrega una interpretación conmovedora y creíble. Su desesperación por alertar a las autoridades y su angustia por el futuro de su hijo son palpables. Josh Lucas, en el papel de Sam, transmite la vulnerabilidad y el miedo de un adolescente ante un desastre inminente. Las actuaciones de los jóvenes del instituto, como Hayden Christensen, Alexander Gould y Gillian Anderson, son sólidas y convincentes, dotando de humanidad a las víctimas de una catástrofe global. A pesar de que algunos diálogos pueden resultar algo forzados, la química entre los actores genera una conexión genuina con el público.

El guion, escrito por Michael Crichton (también productor), se basa en una premisa científica inquietante y, en su momento, provocadora. La película explora las posibles consecuencias de un calentamiento global extremo, extrapolando datos científicos y presentando escenarios apocalípticos con una seriedad que, si bien puede ser exagerada en algunos aspectos, invita a la reflexión sobre la gravedad del problema. El planteamiento de la anómia climática, con el deshielo repentino de los polos y el desplazamiento de las masas de agua, es visualmente impactante y, en cierto modo, aterrador. La película no se limita a mostrar un desastre natural, sino que explora el impacto psicológico en las personas y las comunidades afectadas.

No obstante, es importante reconocer que “El día de mañana” tiene sus debilidades. El ritmo es desigual, con momentos de tensión sostenida intercalados con escenas menos convincentes. Además, la película, en su búsqueda de un impacto visual, recurre a clichés del género postapocalíptico. La representación de los efectos del cambio climático, aunque potente, a veces cae en lugares trillados. Sin embargo, la película, en su esencia, es un llamado a la acción, un recordatorio visual de la vulnerabilidad de nuestro planeta y de la necesidad urgente de abordar el cambio climático. Es una película que, incluso después de tantos años, sigue resonando con fuerza en un mundo cada vez más afectado por el calentamiento global.

Nota:** 7/10