El dictador (2012)

“El Dictador” de Sacha Baron Cohen es una sátira mordaz y, a la vez, sorprendentemente entretenida que se desliza entre el absurdo y la crítica social. Si bien la premisa, un dictador con una obsesión desmedida por defender su régimen y una evidente debilidad por las mujeres, podría parecer kitsch, el film logra un equilibrio admirable entre la parodia y la reflexión, ofreciendo un entretenimiento inteligente y, en última instancia, inquietante. Cohen, a través del personaje del Almirante Haffaz Aladeen, entrega una interpretación hilarante, pero también inquietantemente convincente, que explora la locura inherente al poder y la manipulación.

La dirección de Cohen es, sin duda, un componente crucial del éxito de la película. A pesar de que el tono es predominantemente cómico, logra mantener una cierta tensión subyacente, especialmente durante las secuencias de acción que, aunque exageradas, se ejecutan con un dinamismo sorprendente. Se nota una clara influencia en la estética de James Bond, pero Cohen la retuerce y la subvierte, creando un universo propio que es a la vez familiar y totalmente original. La fotografía juega un papel importante, utilizando colores vibrantes y una paleta de tonos que refuerzan la atmósfera surrealista y distópica de Wadiya.

Las actuaciones son excepcionales en todo el espectro. Ben Kingsley ofrece una interpretación magistral como Tamir, el tío y consejero del dictador, un personaje que oscila entre el leal, el manipulador y el patético con una naturalidad impresionante. Además de Kingsley, merece especial mención la presencia de Anna Faris como Chantel, la joven estadounidense que se convierte en un elemento clave en la trama. Si bien su papel podría parecer secundario, Faris aporta una frescura y una lucidez que contrastan fuertemente con la locura del dictador. La química entre Cohen y Faris es palpable y contribuye enormemente al desarrollo de la historia.

El guion, sin embargo, es donde reside la mayor fortaleza de la película. Más allá de la comedia, “El Dictador” plantea interrogantes sobre la naturaleza del poder, la influencia de las ideologías y la justificación de la violencia. La película no se limita a ridiculizar al dictador, sino que explora las motivaciones detrás de su comportamiento y las consecuencias de su régimen. La crítica a la inacción de la comunidad internacional ante regímenes autoritarios está presente, aunque de forma implícita y sutil, lo que le confiere una resonancia extraída del contexto político actual. La estructura narrativa, aunque a veces confusa, mantiene el interés del espectador y culmina en un clímax impactante y lleno de sorpresas. La película logra una sátira política inteligente que, lejos de caer en el cliché, se mantiene fresca y relevante.

Nota: 8/10