El dilema (1999)

“El Dilema” (The Dilemma), la película dirigida por Robert Zemeckis, no es solo un drama legal, sino una radiante y desgarradora meditación sobre la moralidad, la responsabilidad y el precio de la verdad. Zemeckis, conocido por su maestría en la captura de la voz, opta aquí por la captura de la tensión, y lo logra con una eficiencia casi quirúrgica. La película, que presenta una interpretación magistral de Jake Gyllenhaal, se mantiene con un ritmo impecable, manteniendo al espectador al borde del asiento desde el primer momento. Gyllenhaal no solo encarna a Jeffrey Wigand, sino que lo personifica, transmitiendo con precisión la complejidad de su conflicto interno, su creciente desesperación y su aterradora lucidez. Su actuación es, sin duda, el corazón palpitante de la película y la que más perdura en la memoria.

La dirección de Zemeckis evita la teatralidad y se centra en la documentación de un drama real. La película se construye a partir de entrevistas, grabaciones de sonido y, gracias a la innovadora técnica de captura de voz, imitando la voz de Wigand durante las escenas cruciales. Este método, aunque controvertido, funciona excepcionalmente bien, dotando a la película de una autenticidad palpable. El uso de estas "voces" es lo que permite al espectador sumergirse completamente en la psique de Wigand, experimentando su tormento y su dilema en tiempo real. La película no se limita a contar la historia; la invita a participar en ella.

Sin embargo, el verdadero éxito de “El Dilema” reside en su guion, que va más allá de la mera narración de hechos. La película no se centra en la confrontación directa entre Wigand y la industria del tabaco, sino en el dilema moral que se presenta al científico. ¿Revelar la verdad y arriesgar su carrera, su familia y su seguridad, o permanecer en silencio y contribuir a la perpetuación de una mentira que causa miles de muertes? Este conflicto se explora con sutileza y profundidad, evitando juicios morales simplistas y dejando al espectador decidir si la verdad justifica cualquier costo. El guion, coescrito por Eric Roth, logra equilibrar la tensión legal con la exploración de la conciencia individual. Las escenas de tensión, especialmente las que involucran la presión de la empresa y el temor a las consecuencias, son especialmente efectivas.

Además de la interpretación de Gyllenhaal, las actuaciones secundarias también son sólidas, aunque contribuyen menos a la narrativa general. El productor de "60 Minutes", Lowell Bergman, interpretado por Heath Ledger, aporta un contrapunto moralmente ambiguo, mientras que el resto del elenco secundario complementa la trama con un sentido del realismo. “El Dilema” no es un espectáculo grandilocuente. Es una película que te obliga a reflexionar sobre la complejidad de las decisiones morales y el impacto de las mentiras en la sociedad. Es una película inquietante, que te deja con un sabor agridulce y una sensación de incomodidad persistente. Un film que merece ser visto y, sobre todo, discutido.

Nota: 8/10