El efecto dominó (1996)

(EN) · Drama, Suspense · 1h 30m

Cuando nada funciona, todo vale.

Póster de El efecto dominó
Media
5.8 /10

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Sinopsis

Un apagón general en una ciudad americana desencadena una serie de acontecimientos de imprevisibles consecuencias. Después de varios días sin luz, Matthew (Kyle MacLachlan) y Annie (Elisabeth Shue), padres de un bebé, empiezan a preocuparse e invitan a un amigo a quedarse con ellos hasta que se restablezca el suministro eléctrico. En cuanto comienzan a difundirse rumores de pillaje en el vecindario, Matthew y su amigo Joe (Dermot Mulroney) deciden comprarse un arma para defenderse.

Ficha de la película

Título original

El efecto dominó


Estreno


Géneros

Idioma original

EN


Dirección

Guionista

Michael Grillo


Reparto principal de El efecto dominó

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en El efecto dominó.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto El efecto dominó. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Ignacio Sáez
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.0/10)

“El efecto dominó” (1997) no es un thriller de apocalipsis post-apocalíptico en el sentido tradicional. No ofrece explosiones masivas ni una lucha brutal por la supervivencia. En cambio, construye una atmósfera de paranoia y lenta descomposición social a partir de un evento aparentemente banal: un apagón. Y lo hace con una maestría que, a mi juicio, la convierte en una de las películas más inquietantes e inteligentes de su género. La dirección de Michael Almereyda es deliberadamente minimalista, casi documental. Evita los clichés y se concentra en la representación de la fragilidad de la normalidad cuando se ve interrumpida. Observamos cómo la luz, esa fuente de seguridad y rutina, se va apagando gradualmente, no solo física, sino también psicológica y socialmente. Las tomas son a menudo largas, lentas, permitiendo al espectador absorber la sensación de incomodidad, aislamiento y desconfianza que se extiende por la ciudad. Almereyda, como un maestro escultor, modela la tensión a través del ritmo y la composición, en lugar de recurrir a artificios visuales.

Las actuaciones son, en su conjunto, sobresalientes. Kyle MacLachlan y Elisabeth Shue transmiten con admirable sutileza la creciente desesperación de sus personajes, Matthew y Annie. Su relación, que se muestra desde el principio como tensa y en conflicto, se ve aún más puesta a prueba por la situación. MacLachlan, con su habitual capacidad para proyectar ambigüedad moral, interpreta a un hombre que oscila entre la necesidad de proteger a su familia y la creciente irracionalidad. Shue, por su parte, ofrece una interpretación honesta y visceral de una mujer que lucha por mantener la calma frente al caos. Dermot Mulroney, como Joe, el amigo que se une a ellos, aporta un elemento de calma y racionalidad, aunque esta tranquilidad es cada vez más ilusoria. La dinámica entre estos tres personajes, con sus silencios incómodos y las miradas cargadas de sospecha, es el núcleo emocional de la película. No es un drama de amistad, sino un estudio de cómo las circunstancias extremas pueden revelar las verdaderas intenciones de las personas.

El guion, de los hermanos Scott, es lo que realmente eleva la película. No se basa en sustos fáciles ni en persecuciones. La fuerza de “El efecto dominó” reside en su capacidad para explorar las consecuencias psicológicas de un evento traumático. El temor al desconocido, la desconfianza en los vecinos, el deseo de seguridad a cualquier precio... son temas universales que resuenan profundamente. La película plantea interrogantes sobre la naturaleza humana, la fragilidad de la civilización y la facilidad con la que el miedo puede corromper a las personas. Las pequeñas decisiones que toman los personajes, las que parecen insignificantes al principio, se convierten en una espiral de consecuencias cada vez más negativas. La película no ofrece respuestas fáciles; simplemente deja al espectador reflexionar sobre la condición humana. La lentitud del desarrollo argumental, a veces percibida como un defecto por algunos, es en realidad un elemento clave para generar la atmósfera de claustrofobia y paranoia que caracterizan la película. La película tiene un final ambiguo, que no ofrece una resolución definitiva, reforzando la sensación de inquietud y la idea de que los efectos de ese apagón seguirán resonando mucho tiempo después.

Nota: 8/10

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