El encargo (2014)

“El Encargo” no es una película que te dejará boquiabierto con giros argumentales que te hagan saltar del asiento, aunque sí logra sumergirte en un ambiente de tensión palpable y un sentido de peligro constante. Dirigida por Robert Cary, la película se construye sobre una premisa simple pero efectiva: un criminal en fuga con un objeto valioso y perseguido por una multitud de enemigos, cada uno con sus propias motivaciones y métodos brutales. La película opera con un ritmo deliberadamente lento, priorizando la atmósfera sobre la acción descarada, lo que le confiere una cualidad inquietante y claustrofóbica, especialmente en las habituales locaciones de moteles y habitaciones de hotel. El director sabe jugar con la iluminación y la fotografía, utilizando contrastes sombríos y planos largos que crean un ambiente opresivo y te hacen sentir que estás atrapado junto con Jack en su lucha por la supervivencia.

La película se centra en Jack (Tom Selleck), un protagonista endurecido por la vida criminal, que interpreta su papel con una honestidad brutal. Selleck ofrece una actuación sólida, transmitiendo la desesperación, el miedo y la determinación de un hombre al límite. Sin embargo, la película depende en gran medida de la presencia de Selleck, y su actuación, aunque convincente, no es lo más destacable. El papel de la prostituta, Lila (Lena Olin), añade una capa de complejidad al personaje de Jack, aunque su arco narrativo resulta un tanto apresurado y poco desarrollado. Olin, en cambio, aporta una presencia magnética y una calma inquietante que contrastan con la violencia que rodea a Jack. Los antagonistas, interpretados por un elenco de actores secundarios notables como John Le Carré y Christopher Walken, se presentan como figuras ambiguas, cuyos motivos son a menudo más complejos que la simple ambición de dinero o poder.

El guion, escrito por Gary Ross y Steve Eidelstein, es donde la película realmente se distingue. “El Encargo” no se centra en la acción explosiva, sino en la tensión psicológica y la construcción del personaje. La película explora las consecuencias morales de la vida del crimen, la fragilidad de la confianza y la dificultad de escapar del pasado. Aunque el ritmo pausado puede frustrar a algunos espectadores, la narrativa es inteligente y se basa en detalles sutiles y conversaciones significativas. El guion presenta dilemas morales que obligan al espectador a cuestionar las motivaciones de los personajes y la naturaleza de la justicia. La película, en su esencia, es un estudio de personajes en un contexto de alta peligrosidad, y logra generar un grado de inmersión considerable. Sin embargo, el diálogo a veces puede resultar un poco artificioso, y ciertos giros argumentales, aunque presentados con cierta sutileza, no tienen el impacto dramático esperado. Es una película que recompensa la atención y la reflexión, pero que quizá no satisfará a aquellos que buscan un thriller de acción convencional.

En definitiva, “El Encargo” es una película de suspense inteligente y atmosférica, que se centra en la supervivencia, la ambigüedad moral y las consecuencias del pasado. No es una obra maestra, pero sí un thriller bien construido que vale la pena ver por su atmósfera, sus personajes y su enfoque poco convencional del género.

Nota: 7/10