El enemigo público (1931)

“El enemigo público” (Public Enemy), de Mervyn LeRoy, es una película que, a primera vista, podría parecer un simple relato del ascenso y caída de un criminal durante la época de la Ley Seca. Sin embargo, tras una relectura más profunda, emerge una obra maestra del cine negro estadounidense, impregnada de una complejidad moral y una brutalidad realista que la convierten en una experiencia cinematográfica inolvidable. James Cagney, en un papel que le valió un premio Oscar, no solo encarna la figura de Tom O’Rourke, el personaje central, sino que la define con una intensidad visceral que roba el aliento.

La película no se limita a mostrar la simple escalada de poder de Tom. LeRoy, con la dirección firme que caracterizó su carrera, explora las consecuencias del ambición desmedida y la corrupción que puede surgir en un contexto de crisis y oportunidades. El personaje de Tom no es simplemente un villano; es un hombre dividido entre sus principios, su lealtad a su amigo “Dapper” Dan (Edward G. Robinson), y su creciente seducción por el dinero y el poder. Cagney consigue transmitir esa ambivalencia con una mirada que oscila entre la arrogancia y el temor. La dirección de fotografía es impecable, utilizando la luz y la sombra para enfatizar la moralidad ambigua del protagonista y la atmósfera sombría de la época.

El guion, adaptado de la novela de Elliot Drury y basado en la historia real de Charles “Pretty Boy” Driscoll, no escatima en mostrar la violencia de la época. Las escenas de crimen son impactantes, pero no gratuitas; se utilizan para demostrar la brutalidad del mundo criminal y la deshumanización que conlleva. Sin embargo, la película va más allá de la simple representación de la violencia; examina las motivaciones de los personajes y las consecuencias de sus actos. La relación entre Tom y Dan es el núcleo emocional de la película. La lealtad que los une, sus ideales compartidos y sus discrepancias morales crean un conflicto interno que se acentúa a medida que Tom se adentra en el mundo del crimen.

Robinson, como "Dapper" Dan, ofrece una actuación igualmente sólida, representando el honor y la integridad en un mundo en declive. La película también se destaca por su notable trabajo de diseño de vestuario, que refleja la época con precisión y detalle, y por la banda sonora, que crea una atmósfera de tensión y suspense. Más allá de la historia de un criminal, “El enemigo público” es una reflexión sobre la naturaleza del poder, la ambición, la lealtad y la pérdida de la inocencia. Es un clásico del cine negro que, a pesar de haber pasado más de ocho décadas, sigue siendo relevante y cautivador. Un verdadero hito en la historia del séptimo arte, que merece ser visto y revisado con atención.

Nota: 9/10