El Evangelio según San Juan (2003)

“El Evangelio según San Juan” no es una película fácil de digerir. Gabriel García Bernal, como director y guionista, se ha propuesto, con valentía y una ambición enorme, llevar la historia de Jesús al cine con la fidelidad más absoluta posible al texto del Evangelio de Juan, un desafío que, en última instancia, resulta tanto admirable como, a veces, frustrante. La película, que supera las tres horas de duración, es una experiencia contemplativa, un viaje a través del misterio de la vida y la muerte de Jesús, centrándose en la narración de su itinerario en Judea y Galilea, con una meticulosidad casi documental que se impone desde el primer momento.

La dirección de García Bernal es, sin duda, el punto fuerte de la película. Evita la grandilocuencia y el melodrama que a menudo acompañan a las adaptaciones cinematográficas de la Biblia. En su lugar, opta por una estética austera, casi minimalista, con imágenes que capturan la belleza y la dureza del paisaje judío y palestino de la época. La fotografía de José Luis Merino es simplemente excepcional, dominada por tonos terrosos y colores apagados que evocan la pobreza, la desolación y la espiritualidad. La película no busca glorificar a Jesús ni demonizarlo; lo presenta como un hombre sencillo, a menudo incomprendido, que entrega un mensaje de amor y perdón en un mundo lleno de violencia y corrupción.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Gael García Bernal, como Jesús, ofrece una interpretación sutil y conmovedora. Evita cualquier atisbo de heroísmo o milagros, mostrando al Jesús como un hombre que enfrenta la muerte con serenidad y humildad. Matthias Schoenbüchel, como Juan el Discípulo, es particularmente interesante, transmitiendo un aire de melancolía y profunda reflexión. El resto del elenco cumple su cometido con profesionalidad, dotando a los personajes secundarios con una humanidad palpable. Sin embargo, la sobrecarga de personajes y la lentitud del ritmo a veces dificultan la identificación y la empatía con algunos de ellos.

El guion, aunque fiel al texto bíblico, podría haber sido más dinámico. La narración, deliberadamente pausada y contemplativa, puede resultar tediosa para algunos espectadores. El guion evita las interpretaciones fáciles o las soluciones simplistas al misterio de la fe, dejando al espectador con preguntas y reflexiones sobre el significado de la vida y la naturaleza de la verdad. A pesar de la fidelidad a la fuente original, la ausencia de la construcción de un mundo narrativo más rico y detallado, como podríamos esperar en una producción de este presupuesto, se hace notar. La película se centra demasiado en la presentación de la historia, sacrificando a veces el desarrollo de la atmósfera y la conexión emocional.

En definitiva, “El Evangelio según San Juan” es un filme importante, un reto ambicioso para un director que busca la máxima fidelidad a la fuente original. Es una película que exige paciencia y una disposición a confrontar la complejidad de la historia de Jesús. No es una película para todos los públicos, pero para aquellos que buscan una reflexión profunda sobre la fe y la condición humana, merece la pena ser vista.

Nota: 7/10