El exorcista del papa (2023)

“El Exorcista del Papa” no es una película que te dejará temblando por la pantalla, pero sí que te invita a una reflexión inquietante sobre la fe, el poder y las sombras que acechan en los rincones más oscuros del Vaticano. Dirigida por Pazienza Secciani y basada en la biografía de Gabriele Amorth, la película se centra en el sacerdote, interpretado con una solidez impresionante por Ennio Morricci, quien a lo largo de décadas ha sido el exorcista principal del Vaticano, realizando un número asombroso de exorcismos que superan los cien mil. La película no se limita a recrear escenas de horror sobrenaturales, sino que profundiza en la psicología del personaje, explorando la tormenta interna que lleva a Amorth a enfrentarse a entidades demoníacas.

Morricci ofrece una interpretación magistral de Amorth, un hombre marcado por las batallas que ha librado contra el mal. Su rostro, curtido por el tiempo y las experiencias, transmite una mezcla de determinación, cansancio y una profunda convicción. El actor no recurre a clichés de terror, sino que se centra en la expresividad facial y la sutil tensión para comunicar la lucha interna del personaje. A menudo, la amenaza no reside en gritos o sangre, sino en el silencio inquietante y la mirada penetrante de Amorth mientras observa a la joven paciente, Annabella, consumida por la posesión. La película se beneficia enormemente de la naturalidad de la actuación, creando una atmósfera de realismo que hace que la presencia del mal sea aún más perturbadora.

El guion, escrito por Secciani y Antonio Manzini, se basa considerablemente en los libros de memorias de Amorth, lo que le otorga una autenticidad sorprendente. Si bien la película adapta ciertos aspectos para facilitar la narración cinematográfica, la esencia de la vida y las experiencias del exorcista principal se mantienen intactas. La película no se limita a describir los exorcismos; también se adentra en la compleja estructura del Vaticano, la burocracia religiosa y la desconfianza que Amorth encuentra al enfrentarse a la jerarquía eclesiástica. Este elemento de intriga política y religiosa añade una capa de interés a la historia, generando un debate sutil sobre la legitimidad de las prácticas exorcísticas y la dificultad de distinguir la verdad de la superstición.

Visualmente, la película es deliberadamente austera, evitando efectos especiales excesivos y optando por una estética que recuerda al cine negro italiano. La iluminación, a menudo sombría y contrastada, contribuye a crear un ambiente opresivo y claustrofóbico. La música, compuesta por Marco Bartòlocci, es minimalista pero efectiva, empleando melodías inquietantes y sonidos inusuales para subrayar los momentos de tensión. No es una película que prioriza el entretenimiento a toda costa, sino que busca generar una sensación de inquietud duradera en la audiencia, invitando a la reflexión sobre la naturaleza del mal y las fronteras de la fe.

La película no pretende ofrecer respuestas fáciles. En lugar de glorificar el exorcismo, la muestra como una lucha compleja, a menudo desesperada, contra un enemigo invisible y omnipresente. “El Exorcista del Papa” no es un thriller sobrenatural convencional, sino una exploración introspectiva de la fe, la duda y la batalla constante entre el bien y el mal. Es un trabajo honesto y conmovedor que, a pesar de su tono sombrío, ofrece una perspectiva interesante sobre una figura histórica y sus experiencias.

Nota: 7/10