El exterminador (2016)

“El Exterminador” es una película que, a primera vista, parece un relato de terror sobrenatural convencional. Sin embargo, bajo la superficie de la confrontación demoníaca, se esconde una exploración mucho más profunda del trauma, la culpa y el precio de la redención. La dirección de Ethan Blackwood es donde reside gran parte del mérito de la película; Blackwood se aferra a una atmósfera opresiva y claustrofóbica, logrando crear una sensación constante de incomodidad que te atrapa desde el primer minuto. La cámara, a menudo baja y oblicua, amplifica la sensación de vulnerabilidad del protagonista, David Kerrigan, intensificando el horror psicológico. Él no solo es un científico, sino un hombre atormentado por una pérdida personal que lo ha convertido en un ermitaño, y esa fragilidad se transmite magistralmente a través de la puesta en escena.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de James Harding como David Kerrigan. Harding logra un equilibrio impecable entre la desesperación, la determinación y la vulnerabilidad, lo que hace que sea fácil empatizar con su lucha. La actuación de Isabella Rossi como la niña, Lily, es conmovedora; aunque su papel es relativamente limitado, Rossi logra transmitir una pureza y una inocencia que contrastan brutalmente con la oscuridad que la envuelve. El villano, interpretado por Mark Olsen, no se adscribe a los clichés de los demonios clásicos. Se trata de una entidad insidiosa, un reflejo de los miedos y las inseguridades de David, que evoluciona a lo largo de la película, presentando una amenaza que va más allá de lo físico.

El guion, escrito por Blackwood y Sarah Chen, es donde la película realmente brilla. La trama se desarrolla a un ritmo pausado, permitiendo la construcción de la atmósfera y la profundización en la psicología de los personajes. La película evita la acción gratuita y se centra en el desarrollo del conflicto interno de David, explorando las consecuencias de sus acciones pasadas y cómo estas influyen en su presente. Si bien la historia central – un científico enfrentándose a un demonio – puede parecer familiar, el guion introduce elementos inesperados que desafían las expectativas del espectador, y obliga a reflexionar sobre temas como la responsabilidad, el perdón y la naturaleza del mal. El uso de flashbacks, aunque no excesivo, es efectivo para revelar gradualmente la historia de David y explicar sus motivaciones. La película plantea preguntas inquietantes sobre la moralidad y el valor de la vida, lo que la convierte en una experiencia más profunda y duradera de lo que su premisa inicial sugiere.

A pesar de algunos momentos de ritmo un poco lento, “El Exterminador” es una película que merece ser vista. No es un espectáculo de efectos especiales deslumbrantes, sino un estudio cuidadoso de la condición humana, ambientado en un contexto de terror sobrenatural. Es una película que te quedará en la mente mucho después de que las luces se enciendan, recordándote las consecuencias de nuestros errores y la importancia de luchar por la redención. Es un ejercicio de dirección y narrativa que destaca por su atmósfera, sus actuaciones y su guion inteligente.

Nota: 8/10