“El Extranjero” (The Foreigner) es una película que, en su intento por ofrecer un thriller político visceral, resulta ser un ejercicio de tensión contenida y, en ocasiones, frustrante. Martin McDonagh, conocido por su humor negro y personajes excéntricos, despliega aquí un drama de venganza con un tono sombrío y la peculiaridad que caracteriza su filmografía. La película, protagonizada por un Nicholas Hoult excepcionalmente convincente, se centra en la transformación de la aparente normalidad de Clive Warriner, un hombre de negocios estadounidense en Londres, en un despiadado buscador de justicia tras la trágica pérdida de su hija.
Hoult ofrece una actuación magistral. Su Clive Warriner es un hombre aparentemente banal, un tipo de “buenos ciudadanos” con un pasado borroso. Pero la pérdida de su hija desencadena una violencia interna que se libera en un deseo de venganza implacable. La actuación de Hoult se basa en la sutileza: la expresión facial, la mirada, el lenguaje corporal, todo comunica la rabia contenida y el dolor profundo que lo consumen. El resto del reparto, incluyendo a Jamie Dornan como el teniente británico, dejan la impresión de estar un poco por debajo de su potencial, aunque Dornan aporta una presencia imponente y un aire de inquietante ambigüedad moral. La relación entre Warriner y el teniente es la columna vertebral de la película, y el guion explota la tensión que surge de una desconfianza mutua constante, alimentada por la sospecha y la manipulación.
El guion de McDonagh es, sin duda, el punto más discutible de la película. Si bien la premisa es intrigante y la construcción de la trama lenta y deliberada consigue mantener la tensión, la película se pierde a menudo en un laberinto de sub-tramas y personajes secundarios que no están completamente desarrollados. El dilema moral central – ¿es la venganza justificable? – se plantea, pero la película no se adentra lo suficiente en las complejidades de la cuestión. La violencia, aunque presente, se utiliza a veces de forma gratuita, como si fuera un mero recurso estilístico para aumentar el impacto. El ritmo pausado, si bien efectivo para generar tensión, también puede resultar en momentos de aburrimiento, especialmente en la segunda mitad de la película. La dirección de arte y la fotografía contribuyen a crear una atmósfera londinense opresiva y grisácea, que resalta el aislamiento y la desolación de los personajes. Sin embargo, la banda sonora, a pesar del uso de melodías melancólicas, no logra conectar profundamente con la historia.
En definitiva, “El Extranjero” es un thriller de venganza con momentos de brillantez y una interpretación sobresaliente de Nicholas Hoult. Aunque el guion puede resultar algo frágil y el ritmo un poco lento, la película ofrece un entretenimiento visualmente atractivo y plantea preguntas interesantes sobre la moralidad, la justicia y el precio de la venganza. No es la obra maestra de McDonagh, pero compensa con su atmósfera y su protagonista.
Nota: 6.5/10