El festival de la diversión de Garfield (2008)

‘El Festival de la Diversión de Garfield’ es una sorpresa agridulce. La cinta, dirigida por Wade Owen, se presenta como una actualización del clásico personaje de Jon Hart y, aunque logra recuperar parte del encanto de Garfield, no alcanza a superar las expectativas que, con un personaje tan icónico, se generan. La película, en esencia, es un intento de devolver a Garfield a sus raíces, alejado de las comedias de animación más extravagantes que hemos visto en los últimos años, y se centra en la importancia de la comunidad y la aceptación. Sin embargo, el camino para llegar a ese punto está plagado de momentos de comedia forzada y un guion que, en ocasiones, sacrifica la profundidad por la cantidad de gag.

La dirección de Owen logra un tono visualmente atractivo, con una paleta de colores vibrante que refleja el espíritu festivo del festival. Hay escenas visualmente memorables, especialmente aquellas centradas en la preparación del evento, donde se percibe un entusiasmo palpable. No obstante, la película se complica cuando se adentra en la trama central, que, aunque se presenta como un desarrollo del personaje de Garfield, termina siendo un tanto predecible. La historia de la rivalidad con el alcalde y el intento de recuperar el orgullo de la ciudad se siente como un cliché de cuento de hadas, pero, en el fondo, es precisamente esa sencillez lo que posiblemente atraiga al público infantil y familiar.

Las actuaciones son sólidas, con Chris Pratt dando un tono perfecto al Garfield. Su interpretación es la más destacada, logrando transmitir la apatía de un gato que, de repente, se ve obligado a salir de su zona de confort. Chris Farlee, como Odie, ofrece un alivio cómico constante, aunque a veces su personaje llega a ser un tanto caricaturesco. El resto del reparto secundario contribuye con aciertos, pero la película no les da demasiado espacio para brillar. La química entre Pratt y Farlee es uno de los puntos fuertes, proporcionando momentos genuinamente divertidos.

En cuanto al guion, ‘El Festival de la Diversión de Garfield’ se enfrenta a un reto considerable: equilibrar la comedia slapstick con una historia que tenga un propósito. Logra la primera parte con soltura, inundando la pantalla de situaciones absurdas y persecuciones hilarantes. Sin embargo, la segunda mitad se vuelve más lenta y la trama se complica de forma innecesaria. Los intentos de añadir un mensaje social, aunque bienintencionados, a menudo se sienten forzados y poco integrados en la narrativa. El humor, en general, es consistente, pero carece de la chispa que hizo tan memorable a la tira cómica original. Se intenta crear una sensación de conexión con la ciudad y sus habitantes, pero los personajes se sienten más como arquetipos que como individuos reales. Al final, la película se queda en un punto intermedio: divertida, sí, pero carente de la profundidad que podría haberle permitido alcanzar un nivel superior.

Nota: 6/10