El final de la gira (2015)

“El final de la gira” no es simplemente una película sobre un encuentro entre David Lipsky y David Foster Wallace; es una excavación introspectiva en la mente de un hombre consumido por el genio y el aislamiento. La dirección de Brett Morgen, con su inmersivo estilo de documental experimental, es lo que realmente eleva la película por encima de una simple biografía. Morgen no se limita a presentar grabaciones de las entrevistas, sino que las entrelaza con imágenes de archivo impactantes, animaciones visuales y fragmentos de la vida cotidiana de Wallace, creando una experiencia sensorial rica y perturbadora. Este enfoque no es fácil, y podría fácilmente haber resultado en un caos confuso, pero en lugar de eso, logra capturar la intensidad y la fragilidad de la mente de Wallace de una forma sorprendentemente efectiva.

La actuación de Jake Gyllenhaal como Lipsky es absolutamente magnífica. Gyllenhaal va más allá de la mera imitación, capturando la necesidad desesperada de Lipsky de conectar con Wallace, su frustración al tratar de entender la complejidad del escritor y su propia lucha por encontrar su voz como periodista. La química entre los dos actores es palpable, transmitiendo una tensión genuina y una profunda empatía. Sin embargo, la verdadera estrella de la película es, por supuesto, David Foster Wallace. Las grabaciones originales son inquietantemente honestas y reveladoras, exponiendo la brillantez, la autoconciencia y las vulnerabilidades de Wallace. El actor que interpreta a Wallace, Sean Ó'Malley, ofrece una interpretación sutil y profundamente conmovedora. Evita caer en la caricatura, ofreciendo un retrato complejo y matizado de un hombre que lucha con la fama, el éxito y un profundo sentimiento de inadecuación.

El guion, adaptado de las memorias de Lipsky, es una obra maestra de la construcción narrativa. La película no se apresura a dar respuestas fáciles; en cambio, se centra en la pregunta: ¿cómo se llega a ser David Foster Wallace? La película explora temas de adicción, la presión de la fama, la búsqueda de significado en un mundo cada vez más superficial, y la dificultad de la escritura. El ritmo es deliberadamente irregular, a menudo interrumpiendo el flujo de la entrevista con secuencias visuales evocadoras. Esta técnica refleja la naturaleza fragmentada de la mente de Wallace, su capacidad para saltar entre ideas y pensamientos de forma aparentemente aleatoria. Hay momentos de humor agridulce, momentos de frustración palpable y momentos de una belleza penetrante. La película no busca glorificar a Wallace, sino mostrarlo como un ser humano complejo, imperfecto y profundamente fascinante. La inclusión de la música de Sonic Youth, particularmente, se integra a la perfección, intensificando las emociones y añadiendo capas de significado a la experiencia visual.

A pesar de la duración considerable, la película se mantiene absorbente, gracias en gran medida a su enfoque innovador y a la calidad de sus actuaciones. “El final de la gira” es mucho más que una simple documentación; es un encuentro con el alma de un escritor que sigue resonando, décadas después de su muerte. Es una película que invita a la reflexión y que nos obliga a cuestionar nuestras propias definiciones de éxito, creatividad y felicidad.

Nota: 8/10