“El francotirador” (Sniper Elite) de Michael Moore no es un documental grandilocuente y propagandístico, como algunos podrían esperar. Es, en cambio, un retrato cautivador y profundamente humano de Chris Kyle, el marine de operaciones especiales estadounidense que alcanzó fama mundial por su extraordinario talento como francotirador en Irak. La película, que se basa en la autobiografía del propio Kyle, se centra en la vida del hombre, más allá de las estadísticas y los hazañas, explorando las profundidades de su personalidad, sus conflictos internos y las consecuencias personales de su profesión.
La dirección de Moore es sólida y respetuosa, evitando la glorificación excesiva del servicio militar. Se centra en la inmersión del espectador en la realidad de las operaciones en Irak, mostrando los momentos de tensión, el calor sofocante y el constante peligro. La película no se limita a presentar escenas de acción; se toma tiempo para mostrar los momentos de silencio, la soledad de Kyle al estar lejos de su familia, y las dificultades que enfrenta para reconectar con su esposa Taya. La fotografía, a menudo cruda y descolorida, contribuye a esta atmósfera de realismo y desolación. Sin embargo, a veces la película cae en un ritmo pausado que puede resultar un poco lento para algunos espectadores.
La actuación de Bradley Cooper como Chris Kyle es, con diferencia, el punto fuerte de la película. Cooper consigue transmitir la complejidad del personaje: su valentía innegable, su determinación, pero también su vulnerabilidad, su soledad, y su lucha por mantener la cordura tras experimentar tanto horror. No se trata de una imitación perfecta, sino de una interpretación que respeta la verdad del personaje, mostrando sus contradicciones. El resto del reparto, incluyendo a Jennifer Garner como Taya Kyle, también ofrece interpretaciones sólidas. Aunque no destaca con excesivo brillo, la química entre Garner y Cooper es palpable y fundamental para entender la dinámica familiar del protagonista.
El guion, adaptado de la obra de Michael Moore, se basa en la honestidad brutal de la experiencia de Kyle. Las secuencias de combate son impactantes, aunque no abundan. Lo que realmente resalta es la exploración psicológica de Kyle, revelando el trauma invisible que su trabajo le impone. La película no evade los aspectos más oscuros de la guerra, como la pérdida de compañeros, el miedo constante y la dificultad de reintegrarse a la vida civil. Sin embargo, el guion podría haber profundizado más en las razones detrás de la necesidad de Kyle de proteger a sus compañeros, explorando las heridas emocionales y psicológicas que su trabajo deja en los marines. La película a veces se centra demasiado en la leyenda que se va construyendo, eclipsando, a veces, la complejidad del hombre.
En definitiva, “El francotirador” es una película conmovedora y reflexiva que ofrece una visión íntima de la vida de un hombre extraordinario, a la vez heroico y atormentado. No es un documental propagandístico, sino una meditación sobre el precio de la guerra, la fragilidad humana y la búsqueda de la redención. Es una película que genera debate y, sin duda, deja una huella imborrable.
Nota: 7.5/10