El glorioso caos de la vida (2020)

“El glorioso caos de la vida” es, en esencia, una película sobre el amor y la aceptación, envuelto en una narrativa que recuerda a un drama adolescente con un toque de thriller criminal. La dirección de Michael McCarthy es un punto fuerte, logrando un equilibrio entre la melancolía y la intensidad de la situación. McCarthy no se entrega a la sentimentalidad fácil, sino que opta por un estilo visual deliberadamente crudo, con planos que capturan la belleza sombría de la vida en el sur de Estados Unidos, enfatizando la pobreza y el desamparo. La fotografía es especialmente notable, utilizando colores apagados y contrastes marcados que reflejan el estado emocional de los personajes. Hay un respeto palpable por el entorno, lo que añade una capa de realismo que va más allá de la pura historia de amor.

Las actuaciones son sobresalientes en todo el reparto. Saoirse Ronan, en el papel de Milla, ofrece una interpretación desgarradora y convincente. Su vulnerabilidad es palpable, y su capacidad para transmitir la fragilidad de una adolescente enfrentando la enfermedad, junto con la complejidad emocional que experimenta, es excepcional. Sin embargo, no es una actuación simplificada o melodramática; Milla es una niña inteligente, astuta y, a pesar de su situación, con una fuerza interior sorprendente. Tyler Hoechteman, como Moses, equilibra a la perfección la ambigüedad del personaje. No es un villano caricaturesco, sino un individuo marcado por sus propias circunstancias, que, a pesar de sus actos, posee una humanidad que invita a la empatía. El resto del elenco, incluyendo a los padres de Milla, también ofrecen interpretaciones sólidas, con una autenticidad que subraya la complejidad de sus dinámicas familiares. La química entre Ronan y Hoechteman es, sin duda, el corazón de la película.

El guion, adaptado del libro de la misma autora, es inteligente y no rehúye la crudeza de la historia. La trama se desarrolla a un ritmo pausado, lo que permite explorar a fondo las relaciones entre los personajes y la evolución de Milla. Aunque la premisa inicial –el romance de una chica enferma con un traficante– podría parecer superficial, el guion va más allá, utilizando la situación para cuestionar los valores familiares, la definición del “éxito” y la importancia de vivir plenamente cada momento. La película no ofrece soluciones fáciles ni moralizantes; más bien, presenta una reflexión sobre cómo encontrar la felicidad en medio del caos y cómo aceptar las imperfecciones de la vida. A pesar de algunos momentos un poco lentos, la historia mantiene el interés del espectador, y el final, aunque agridulce, es profundamente resonante. Es unánime, que no se busca un final feliz tradicional, sino la aceptación de la realidad con un atisbo de esperanza. El guion se beneficia de la ambigüedad y no intenta simplificar los dilemas éticos que presenta.

Nota: 7.5/10