El golpe (1973)

“El golpe” (Heat), de Michael Mann, no es simplemente una película de gángsters; es una meditación sobre la obsesión, la estrategia y el precio del deseo. Lanzada en 1995, esta obra maestra del cine de acción y crimen se mantiene sorprendentemente fresca y relevante más de dos décadas después, gracias a su dirección magistral, sus actuaciones memorables y un guion que, a pesar de su longitud, se mantiene implacablemente interesante. Mann consigue crear una atmósfera densa y palpable, donde la lluvia, el humo y el sonido hipnótico de las pistolas contribuyen a un tono de fatalidad inminente.

La dirección de Mann es, sin duda, el corazón de la película. Su uso del slow-motion, aunque a veces criticado, funciona a la perfección para enfatizar momentos clave del golpe, permitiendo al espectador apreciar la precisión y la planificación meticulosa de los criminales. La película no se centra únicamente en la acción explosiva, sino que se toma su tiempo para desarrollar la psicología de los personajes. Mann construye una tensión gradual y sostenida, evitando caer en clichés y utilizando una paleta de colores sólemne, predominando los grises y los azules oscuros, que reflejan la moralidad corrupta del mundo que habitan los protagonistas. El contraste entre la luz dura del exterior y la oscuridad opresiva del interior de las operaciones criminales es particularmente efectivo.

Las actuaciones son excepcionales. Al Pacino, como Vincent Hanna, el detective de policía implacable y meticuloso, ofrece una interpretación contundente y aterciopelada. Su Hanna no es un héroe; es un hombre consumido por la justicia y la obsesión por desmantelar la organización criminal de Neil McCauley. Val Kilmer, como McCauley, el líder de los ladrones, evoluciona a lo largo de la película, mostrando una complejidad que le permite ser tanto un villano atractivo como un personaje trágico. Pero la verdadera joya de la colección es Charles Martin Smith como Chris, el hermano de McCauley, cuyo sacrificio repentino y inesperado es uno de los momentos más impactantes del cine. La química entre Pacino y Kilmer es palpable y fundamental para el éxito de la película.

El guion, escrito por Warren Beatty y Michael Wallgren, es un ejercicio de maestría en la construcción de un plano narrativo complejo. La película explora temas de lealtad, traición, ambición y el costo de un estilo de vida ilícito. La planificación del gran golpe es increíblemente detallada, ofreciendo al espectador un vistazo al mundo interno de los ladrones, mostrando los meticulosos pasos que deben seguirse para ejecutar una operación tan arriesgada. Aunque la duración de la película puede parecer larga para algunos, Mann la utiliza sabiamente para desarrollar la historia y a sus personajes. No se trata de una película de acción rápida y frenética; es una película que requiere atención y que recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica rica y gratificante. La inclusión del personaje de Chris, con su súbita muerte, añade una capa de tragedia y sirve como un recordatorio brutal del precio que se paga por elegir un camino de criminalidad.

Nota: 9/10