El gran golpe de los Teleñecos (1981)

“El gran golpe de los Teleñecos” es una joya retro, un ejercicio de ingenio slapstick y encanto que, a pesar de su edad, sigue conservando una frescura sorprendente. La película, producida por la mente maestra Jim Henson y repleta de las peculiares peculiaridades de sus criaturas, no pretende ser una obra maestra cinematográfica, sino un escape divertido y un cariño a las criaturas que la personifican. El guion, escrito por el brillante Bob Caplin, se basa en la dinámica de los Teleñecos, un grupo de personajes excéntricos y absolutamente impredecibles, y transforma una simple investigación de robo en una comedia de enredos y situaciones absurdas. La trama, centrada en el robo de un collar de diamantes, sirve principalmente para dar pie a las travesuras y a las interacciones entre los personajes, dejando que la risa sea el verdadero protagonista.

La dirección de Henson es magistral en su simplicidad. No se complica con efectos especiales ostentosos ni con tramas intrincadas. Se centra en la creación de ambientes divertidos, en la puesta en escena de los escenarios y, sobre todo, en el movimiento y la expresividad de las marionetas. El diseño de producción, con sus calles londinenses caricaturescas y los opulentos salones de Lady Holiday, contribuye enormemente a la atmósfera festiva y ligeramente surrealista de la película. Jim Henson demuestra una vez más su dominio en el arte de la marioneta, dotando a cada personaje con una personalidad única y un movimiento característico que es inconfundible.

Las actuaciones de las marionetas son, por supuesto, el corazón de la película. Gonzo, interpretado por Dave Goetz, brilla como siempre con su extraña personalidad y su necesidad constante de llamar la atención. Fozzie, con su ingenuidad adorable y sus intentos fallidos de ser un detective, es un alivio cómico perfecto. Pero la verdadera química se establece cuando Gustavo, interpretado por Richard Hunt, se enamora de Miss Peggy. La interacción entre estos dos personajes, con su torpeza y sus gestos coquetones, es genuinamente divertida. La presencia de Diana Rigg como Lady Holiday añade una nota de elegancia y sofisticación al grupo, aunque su personaje, en definitiva, es un mero accesorio en la trama principal. La interpretación de Charles Grodin como el hermano de Lady Holiday, aunque con un tono un poco caricaturesco, ofrece un contrapunto interesante y aporta una dosis de rivalidad a la búsqueda.

A pesar de su naturaleza bufé y su ritmo pausado, “El gran golpe de los Teleñecos” es una película que consigue conectar con el espectador gracias a su encanto genuino y a su espíritu despreocupado. No se toma a sí misma demasiado en serio y se limita a ofrecer una experiencia lúdica y entretenida. Es una película perfecta para desconectar y disfrutar de un poco de humor absurdo, ideal para una noche de cine en casa o para revivir la nostalgia de una época en la que la imaginación no tenía límites. Aunque la trama inicial es simple, el ingenio y el trabajo artesanal detrás de la marioneta hacen que sea una experiencia memorable.

Nota: 7.5/10