El gran Guardaespaldas (1976)

“El Gran Guardaespaldas” (The Great Escape Artist) es una película que, a primera vista, podría parecer un simple, aunque interesante, drama familiar con un toque de comedia. Sin embargo, tras una cuidadosa observación, se revela como una pieza narrativa sorprendentemente sólida, aunque no sin ciertas imperfecciones. La película, dirigida por Dennis William, se centra en Craig Blake, interpretado con una matizada introspección por Matt Lucas, un hombre adinerado y apático que heredado un negocio familiar de seguros. Lucas logra transmitir la frustración y la falta de propósito de su personaje de forma convincente, evitando caer en la caricatura y ofreciendo una representación realista de la alienación que siente un hombre en su posición.

La trama se enriquece con la inesperada llegada de Joe Santo, un ex-culturista con una profunda conexión con la mafia. Interpretado por Kevin McSorley, Joe es un personaje secundario, pero crucial para el desarrollo de la historia. Su relación con Craig es el motor principal de la película, evolucionando de una simple amistad a una complicidad basada en la necesidad mutua de escapar de sus respectivas vidas. La química entre Lucas y McSorley es genuina y contribuye significativamente a la credibilidad de la dinámica entre ellos. La trama, aunque sencilla en su premisa, se complica de forma efectiva, introduciendo giros inesperados que mantienen el interés del espectador. El guion, aunque no excepcionalmente original, se beneficia de un ritmo ágil y de diálogos que a menudo son ingeniosos y llenos de sarcasmo.

Uno de los puntos fuertes de la película reside en su capacidad para explorar temas como la identidad, la soledad y el deseo de autenticidad. Craig, tras la muerte de sus padres, se encuentra atrapado en un mundo de lujos vacíos y expectativas familiares, incapaz de encontrar un propósito que le llene. La película, sin embargo, no se limita a presentar una crítica social, sino que también ofrece un retrato honesto de las dificultades para establecer conexiones significativas en un mundo cada vez más individualista. La dirección, aunque no revolucionaria, es funcional, empleando planos y encuadres que acentúan la atmósfera particular de la historia, con una marcada influencia del cine negro.

A pesar de sus méritos, “El Gran Guardaespaldas” no es una obra maestra. La trama, aunque entretenida, podría haber sido más profunda y los personajes secundarios, en algunos casos, menos unidimensionales. Sin embargo, la película ofrece un buen entretenimiento, con un sólido trabajo actoral, diálogos inteligentes y una atmósfera atractiva. Es una producción que recompensa la atención del espectador que busca una historia ligera pero reflexiva sobre la búsqueda de la felicidad y el significado en la vida.

Nota: 7/10