“El Gran Showman” (The Greatest Showman) no es, ni mucho menos, la primera biografía de Phineas T. Barnum. Existen otros títulos que han intentado plasmar la vida del magnate del circo, pero Steven Spielberg, en su versión, logra algo especial: una celebración vibrante y conmovedora de la ambición, el espectáculo y la necesidad humana de ser visto y admirado. La película no se enfoca en una biografía rigurosa, sino en la búsqueda de la esencia de Barnum, un hombre que, en el fondo, era un visionario, un artista y un soñador en constante búsqueda de la maravilla.
La dirección de Spielberg es magistral. Desde los primeros planos claustrofóbicos del joven Barnum en Nueva York, hasta las exuberantes y coloridas escenas del circo en pleno apogeo, la paleta visual de la película es deslumbradora. Las escenas de baile son particularmente impresionantes, no solo por su belleza estética, sino también por la energía y la pasión que transmiten. La película está cargada de color, luz y movimiento, creando una experiencia cinematográfica inmersiva que te transporta al mundo del espectáculo. Spielberg logra capturar la atmósfera del siglo XIX, no con un frió académico, sino con un dinamismo que recuerda a los musicales de Hollywood de la época, sin caer en la parodia.
Hugh Jackman ofrece una interpretación sobresaliente como Barnum. Su transformación es notable, pasando de un joven ingenuo y hambriento de reconocimiento a un empresario astuto y carismático. Jackman no solo interpreta el papel, sino que *se convierte* en Barnum, transmitiendo su inseguridad, su vulnerabilidad y su ardor. La química entre Jackman y Michelle Williams, quien interpreta a Charity Barnum, la esposa de Barnum, es palpable y convincente. Williams aporta una fuerza y una ternura sorprendentes al personaje, ofreciendo un contrapunto ideal al magnate circense. El resto del reparto, incluyendo Zendaya como Anne Wheeler, es igualmente sólido y contribuye a la riqueza dramática de la historia.
El guion, aunque libre de una rigurosa fidelidad histórica, consigue capturar la esencia del personaje de Barnum. La película aborda temas complejos como la marginalización, la inmigración y la lucha por la aceptación, pero lo hace con un enfoque optimista y esperanzador. El guion equilibra magistralmente momentos de humor y de drama, evitando caer en clichés y ofreciendo una visión humanista del personaje. Se aprecia la sensibilidad con la que se tratan los aspectos más difíciles, como la explotación de los artistas del circo, aunque esto se aborda con una mirada que prioriza la narrativa general.
Sin embargo, el guion a veces simplifica excesivamente la compleja vida de Barnum, y la velocidad con la que el circo alcanza su apogeo puede resultar ligeramente forzada. A pesar de estos pequeños fallos, “El Gran Showman” es una película llena de corazón, emoción y, sobre todo, un profundo respeto por el poder del espectáculo y la capacidad humana de soñar en grande. Es una celebración del talento, la creatividad y la búsqueda de la alegría.
Nota: 8.5/10