El grito 2 (2006)

“El Grito 2” no es una reinvención, ni siquiera un intento serio de revitalizar la franquicia original. Es, esencialmente, una eco distante de lo que funcionó en la primera entrega, un recordatorio de la atmósfera visceral y el terror psicológico que, paradójicamente, se ha diluido en un espectáculo más orientado a las jump scares y a la saturación visual. La película se apoya demasiado en imágenes impactantes y efectos especiales, relegando al guion a un segundo plano, y en el proceso, pierde la autenticidad que hizo que “El Grito” fuera, en su momento, una película emblemática del terror japonés.

La premisa, un viaje a Tokio para rescatar a Karen, la hermana de Aubrey, es un vehículo conveniente para introducir al espectador en un entorno cultural y estético completamente diferente al que se familiarizó en la primera película. La idea de que la maldición de Kayako y Toshio se extiende a lo largo del tiempo y a través de generaciones es interesante, pero la ejecución es torpe. La película se esfuerza por justificar la presencia de los fantasmas de una manera superficial, recurriendo a clichés familiares y a explicaciones logradas a toda costa. Se siente como si la película se sintiera obligada a explicar, en lugar de confiar en la sugerencia y la ambigüedad que eran elementos clave del éxito de la original.

Las actuaciones son decentes, aunque no excepcionales. Amber Tamblyn aporta una vulnerabilidad creíble a Aubrey, pero su personaje no se desarrolla de manera significativa. Sarah Michelle Gellar, como siempre, ofrece una presencia imponente, pero su interpretación de Karen está reducida a la simple función de ser la hermana perdida. Los actores que interpretan a los nuevos personajes que se cruzan en el camino de Aubrey y Karen son, en su mayoría, olvidables. El guion, en general, se apoya en fórmulas probadas y no se atreve a tomar riesgos, lo que resulta en una experiencia de visionado predecible y poco memorable.

Dirigida por James Wan, un director que ha demostrado un talento considerable en el género de terror, “El Grito 2” carece de la sutileza y la originalidad que se esperaría de él. Wan parece más interesado en recrear la atmósfera de la primera película que en ampliarla o innovar. La película es visualmente agradable, con algunas escenas de acción bien coreografiadas y algunos momentos de horror genuino, pero estos momentos se pierden en un mar de clichés y jump scares baratos. La banda sonora, aunque efectiva en algunos momentos, también recurre a clichés musicales, utilizando melodías reconocibles para generar tensión, pero de forma predecible. El resultado es una película que, en última instancia, no logra conectar con el espectador a un nivel emocional o intelectual.

En definitiva, “El Grito 2” es una repetición deslucida de un clásico, una película de terror que se conforma con emular lo mejor de su predecesora, sin aportar nada nuevo o significativo al género. Es un entretenimiento ocasional, pero no una obra maestra.

Nota: 5/10