El guateque (1968)

“El guateque” (2019) de Michel Odeberg no es una película que te deje con una sensación de haber visto algo trascendental, pero tampoco es un desastre. Más bien, ofrece una pequeña pero efectiva disección de la alienación y la búsqueda de pertenencia, envuelta en una atmósfera lúgubre y desconcertante. La película, que se desarrolla en un desierto y entre un grupo de invitados a una fiesta ostentosa, funciona como una metáfora sobre la soledad y la dificultad de conectar en un mundo cada vez más superficial.

La dirección de Odeberg es sutil, pero efectiva. Evita el melodrama y se centra en el detalle, creando un ambiente creíble de incomodidad y extrañeza. La fotografía de Juan Francisco Lindane es fundamental para este efecto. El desierto, con sus tonos rojizos y marrones, se convierte en un personaje más, reflejando el estado emocional de Hrundi y contribuyendo a la sensación opresiva que impregna la película. El uso de la luz y la sombra es magistral, creando siluetas ambiguas y enfatizando la sensación de aislamiento. La puesta en escena, aunque escueta, está llena de simbolismo, desde el diseño de los interiores hasta los pequeños detalles de la vestimenta de los personajes.

La actuación de Hrundi V. Bakshi es, sin duda, el corazón de la película. El actor consigue transmitir de forma impecable la desesperación y la frustración de su personaje. Su Hrundi es un hombre vulnerable, que se siente constantemente fuera de lugar, y Bakshi le da una honestidad brutal a su interpretación. Aunque su personaje no es particularmente simpático, lo que le permite a Bakshi explorar con fuerza la incomodidad social y la incomunicación. El resto del reparto, con actores como Ana Guerra y Javier Godino, cumplen su cometido, aunque no tengan la misma profundidad interpretativa que Bakshi. Se aprecia un esfuerzo por contrastar las personalidades y, por ende, la falta de conexión entre los invitados.

El guion, en mi opinión, es el punto más débil de la película. Si bien la premisa es interesante, la trama se mantiene en un plano bastante plano y carece de un desarrollo profundo de los personajes. Las situaciones que Hrundi se encuentra durante la fiesta, aunque humorísticas y a veces absurdas, no logran generar un impacto emocional significativo. Se busca, y con cierta eficacia, crear un efecto de “horror negro”, una sensación de que algo malo está por suceder, pero el suspense no se construye de manera efectiva, y el final, aunque sorprendente, no resuelve por completo las preguntas planteadas. Podría haber experimentado con más capas de complejidad y explorar más a fondo la psicología de los personajes para elevar la experiencia cinematográfica.

En definitiva, “El guateque” es una película que merece la pena ver, especialmente por la dirección y la actuación de Hrundi V. Bakshi. Es una pequeña joya que, aunque no llega a ser un clásico, ofrece una reflexión interesante sobre la condición humana y la dificultad de encontrar nuestro lugar en el mundo. No obstante, su guion carece de la profundidad necesaria para alcanzar su máximo potencial.

Nota: 6.5/10