El guerrero americano (1985)

“El guerrero americano” es una película que, en su esencia, pretende ser una película de acción con una ligera capa de thriller político. Sin embargo, al final, lo que queda es una experiencia visualmente agradable pero emocionalmente distante, un esfuerzo por emular los tropos del cine de espías y combates cuerpo a cuerpo, con resultados desiguales. La película, dirigida por Stuart Baird, se beneficia de la exuberante belleza natural de Filipinas, una localización que, en sí misma, es una atracción, pero que no logran aprovechar plenamente para dotar de mayor profundidad a la trama.

Michael Dudikoff ofrece una actuación sólida como Joe Armstrong, el protagonista. Su personaje se presenta inicialmente como un hombre común, un soldado que, a pesar de su entrenamiento en artes marciales, se siente un tanto fuera de lugar. Dudikoff consigue transmitir esa dualidad de manera creíble, mostrando tanto la destreza física que posee como la vulnerabilidad emocional que experimenta al descubrir la corrupción. Sin embargo, el guion, escrito principalmente por Mark A. Harris, no le ofrece muchas oportunidades para desplegar su talento al máximo. Sus escenas de lucha son competentes, aunque carentes de la intensidad y el realismo que se espera de este tipo de películas. La acción es funcional, pero no es lo que realmente destaca en la película.

El núcleo de la trama, la conspiración dentro del ejército americano, se siente algo superficial. Si bien la idea es interesante, el desarrollo de la intriga se vuelve lento y, en ocasiones, poco convincente. Los villanos son caricaturescos y carecen de motivación real. Las revelaciones, cuando finalmente llegan, no tienen el impacto dramático esperado. El guion se concentra demasiado en la secuencia de acción, relegando a un segundo plano la construcción de personajes y la exploración de las consecuencias de la corrupción. La película explora temas de honor, sacrificio y lealtad, pero lo hace de una forma muy diluida y sin un enfoque claro.

A pesar de sus deficiencias, “El guerrero americano” ofrece algunos momentos agradables. Las secuencias de combate, aunque no revolucionarias, son fluidas y bien coreografiadas. La fotografía es cuidada y, como mencioné anteriormente, las locaciones filipinas son espectaculares. Sin embargo, la película no logra conectar emocionalmente con el espectador. Las motivaciones de los personajes son poco exploradas, y la trama, aunque llena de potencial, termina siendo un enredo poco logrado. El ritmo, en ocasiones, se vuelve irregular, alternando momentos de acción frenética con largas secuencias de diálogo innecesarias. En definitiva, es una película entretenida pero olvidable, que se queda en la superficie de un género que podría haber explorado de manera mucho más profunda.

Nota: 6/10