El guerrero americano 3 (1989)

“El Guerrero Americano 3” es, en esencia, una película que no busca ser nada más que un espectáculo de acción frenético, un despliegue visual de truculencias y coreografías de artes marciales. Y, en ese sentido, cumple su cometido con notable eficiencia, aunque lo hace con la misma falta de profundidad que caracteriza a la saga. La película se basa en la improbable amistad entre el ex luchador Curtis Jackson (Terrence Howard), ahora convertido en un "protector" de personas vulnerables, y Sean Davidson (Jason Statham), un campeón de artes marciales que resulta estar gravemente afectado por un virus letal inyectado por el siniestro terrorista conocido como la Cobra. La premisa, aunque predecible, ofrece el marco para una serie de secuencias de lucha coreografiadas y, en ocasiones, sorprendentemente creativas.

La dirección, liderada por Corey Yuen, se centra en la acción y, francamente, descuida la construcción de personajes. Si bien la coreografía de las peleas es impecable, destacando la habilidad de Statham y la fluidez de los movimientos, se siente una ausencia de emoción genuina. Las motivaciones de los personajes son superficiales, sus relaciones se presentan de manera rápida y sin digerir, y la amenaza que representa la Cobra es más un cliché del terrorismo que una verdadera amenaza. Yuen demuestra cierta destreza para las escenas de acción, especialmente en el uso de entornos urbanos como escenarios de combate, pero la falta de un enfoque narrativo sólido impide que las secuencias sean realmente memorables. Hay momentos en que la película parece aspirar a un tono más serio, pero rápidamente abandona esa dirección en favor de otra explosión de acción.

Las actuaciones son correctas, pero no sobresalientes. Terrence Howard, aunque dotado de una presencia física considerable, ofrece un retrato frío y distante de Curtis, un hombre marcado por el pasado y consumido por su misión. Jason Statham, por su parte, encarna la perfección del "hombre de acción" con eficiencia, pero la falta de profundidad en su personaje impide que conectemos realmente con él. La actuación de Walton Goggins como la Cobra es la más intrigante, logrando transmitir una mezcla inquietante de amenaza y locura, aunque su personaje termina siendo excesivamente caricaturesco. La química entre Howard y Statham es, en general, inexistente, lo que perjudica el desarrollo de la trama.

El guion es, sin duda, el punto débil de la película. La historia se siente como una sucesión de escenas de acción prefabricadas, sin una lógica interna consistente ni un desarrollo argumental que vaya más allá del establecimiento del conflicto y su resolución. Los diálogos son torpes y redundantes, y la trama presenta numerosos agujeros de consercción. La película intenta incorporar elementos de thriller político, pero estos se diluyen rápidamente en un mar de explosiones y peleas. Se siente como una película diseñada para llenar pantalla y para las taquillas, pero carente de sustancia.

Nota: 5/10