El guerrero del amanecer (1987)

“El guerrero del amanecer” (Predator, 1987) es, con permiso de otras obras del género, una de las joyas más sorprendentes de la comedia de acción de los 80. A pesar de las decepcionantes críticas recibidas en Estados Unidos, donde la película encontró una audiencia esceptica, el impacto cultural y el atractivo visceral de la historia, combinados con la dirección magistral de John McTiernan, aseguran su lugar en la historia del cine de acción. La película no intenta ser una narración compleja o profunda, y esa es precisamente su fortaleza. Se centra en una experiencia pura, en la tensión, el combate y el horror, elementos que McTiernan maneja con una precisión asombrosa.

Arnold Schwarzenegger, en su apogeo de popularidad, asume el papel de John MacReady, un mercenario y cazador de recompensas con un pasado turbio y una habilidad excepcional en el combate. Su interpretación, si bien a veces centrada en la exhibición física, resulta efectiva gracias al diseño del personaje: un hombre endurecido por la supervivencia, taciturno y con un código moral propio, aunque a veces ambiguo. La dirección de McTiernan juega a favor de este contraste, mostrando a MacReady luchando no solo contra un depredador alienígena, sino también contra sus propios demonios internos. La química entre Schwarzenegger y Kevin Bacon, quien interpreta a Quinn McKenna, un ex-agente del gobierno con una conexión personal con la misión, es fundamental para el desarrollo de la trama y la construcción del suspense.

Sin embargo, el guion, adaptado de una novela de ciencia ficción de Dan O’Bannon, no es una obra maestra literaria. Se basa en elementos clásicos del género de la persecución y el enfrentamiento a una amenaza desconocida. El ritmo es implacable, y la tensión aumenta constantemente a medida que los colonos se ven acorralados por la banda de asesinos. La película se apoya mucho en el suspense creado por la atmósfera, la música de Jerry Goldsmith, y la iluminación contrastada, que intensifica la sensación de peligro inminente. La amenaza del depredador, un cazador alienígena equipado con tecnología avanzada, es un adversario formidable, pero su diseño, aunque efectivo, carece de originalidad en comparación con otras criaturas del género. La película no se preocupa por explicar el origen o las motivaciones del depredador, lo que contribuye a la sensación de misterio y terror.

La escena de acción, coreografiada con precisión y dinamismo, es uno de los puntos fuertes de la película. Los combates son brutales y realistas, utilizando armas de fuego y técnicas de lucha cuerpo a cuerpo. La dirección de las escenas de lucha es impecable, generando una experiencia visual emocionante y visceral. En definitiva, “El guerrero del amanecer” es un clásico del cine de acción que, a pesar de sus fallas, ha resistido el paso del tiempo gracias a su capacidad para generar tensión, suspense y acción emocionante. Es un ejemplo perfecto de cómo, a veces, la simplicidad y la ejecución impecable son más importantes que la complejidad narrativa. La película se recuerda, sobre todo, por el impacto visual de su diseño de producción y la performance de Schwarzenegger, que marcó un antes y un después en la imagen de un héroe de acción.

Nota: 8/10