El hada ignorante (2001)

“El hada ignorante” no es una película que te dejará con una sonrisa fácil, ni mucho menos una epifanía. Es una obra de suspense psicológico, lenta pero implacable, que se aferra a la incomodidad y a la creciente paranoia de su protagonista, Evelyn, magistralmente interpretada por Ana Torrent. La película, dirigida por Juan Diego Solanas, se adentra en los rincones más oscuros de la memoria y las sombras de un matrimonio aparentemente perfecto, desvelando una verdad que, una vez descubierta, resulta ser aún más perturbadora que la muerte del marido, David (interpretado con una elegancia silenciosa por Sergio Bernés).

Solanas, conocido por su estilo distintivo y su mirada crítica, despliega un ritmo deliberadamente pausado. No hay explosiones de acción o giros argumentales espectaculares. La tensión se construye a base de miradas, silencios cargados de significado, objetos discretos y pequeñas incongruencias que erosionan la confianza de la protagonista. El director se centra en la atmósfera, utilizando la fotografía de Juan Barthet – llena de contrastes, con una paleta de colores apagados que reflejan el estado emocional de Evelyn – para intensificar la sensación de desasosiego. Cada plano, cada encuadre, parece contener un fragmento de la verdad oculta, invitando al espectador a participar activamente en la construcción del misterio.

La actuación de Ana Torrent es, sin duda, el corazón de la película. Su Evelyn es una mujer que, al principio, se muestra vacilante, vulnerable, pero que poco a poco se transforma en una figura decidida, casi obsesiva, en su búsqueda de la verdad. Torrent logra transmitir la desesperación, el dolor, la sospecha y la determinación con una sutileza asombrosa. Su interpretación es natural, auténtica, y logra que el espectador sienta cada una de sus emociones, cada uno de sus miedos. Bernés, por su parte, ofrece una actuación contenida pero efectiva, añadiendo una capa de complejidad al personaje de David, que resulta ser mucho más ambiguo de lo que aparenta.

El guion, aunque no está libre de redundancias en algunos momentos, es inteligente y bien construido. No proporciona respuestas fáciles; en cambio, plantea preguntas difíciles sobre el amor, la confianza, el engaño y la naturaleza de la memoria. La película juega con la percepción de la realidad, dejando al espectador con la incertidumbre de si lo que Evelyn cree que sabe es realmente cierto. El final, aunque puede resultar impactante para algunos, es coherente con el tono general de la película y ofrece una reflexión inquietante sobre las consecuencias del pasado y la fragilidad de las relaciones humanas. “El hada ignorante” no busca complacer, sino provocar, y en ese sentido, cumple con creces sus objetivos.

Nota: 7.5/10