El héroe de Berlín (2016)

“El héroe de Berlín” no es simplemente una biografía deportiva; es un microcosmos de una época convulsa y un poderoso recordatorio de la capacidad humana para la resistencia y la dignidad frente a la opresión. La película, a pesar de no ser un bombazo visual en el sentido moderno, posee una fuerza innegable que reside en su profundidad emocional y en la brillante dirección de Steve McQueen. McQueen, conocido por su estética visual distintiva, se aleja de su habitual estilo vanguardista para ofrecer un relato meticulosamente reconstruido de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, con un enfoque en el espíritu de un hombre, Jesse Owens.

La película se centra en Owens, interpretado con una intensidad silenciosa y un profundo respeto por la figura histórica por Raúl Castillo. Castillo logra transmitir la complejidad de Owens: su talento innato, su lucha contra el racismo crudo de Estados Unidos, su orgullo negro y su vulnerabilidad ante las presiones sociales y las expectativas. No se trata de romantizar a Owens; se le muestra como un hombre con sus propias dudas y miedos, forzado a navegar un mundo que intenta definirlo por su color de piel. La relación con Fanny Lou Huffman, interpretada por Stephan James, añade una capa de profundidad emocional a la historia. Su romance, breve pero significativo, es un refugio de esperanza y una declaración de amor en un entorno hostil. El guion, aunque lento en algunos momentos, logra mantener la tensión dramática a través de diálogos sutiles y de la gradual revelación de las microagresiones y la discriminación que Owens experimenta a lo largo del relato.

La película no se limita a reproducir los resultados deportivos de Owens. McQueen utiliza magistralmente la cinematografía – con una paleta de colores predominantemente fría, que se ve salpicada por momentos de vibrante calor y esperanza cuando Owens corre – para evocar la atmósfera de Berlín en 1936. La película se sumerge en la tensión política y social de la época, sin recurrir a un discurso explícito. Se percibe la omnipresente sombra del régimen nazi, presente en la propaganda y en la mirada inquisitiva de los alemanes, pero la película se concentra en la respuesta silenciosa, pero firme, de Owens. La representación de la atleta en los Juegos Olímpicos es un ejercicio de poder visual; la velocidad y la destreza de Owens, contrastadas con la arrogancia y la superioridad del régimen nazi, son un símbolo poderoso de resistencia.

A pesar de algunas escenas ligeramente alargadas, "El héroe de Berlín" es un relato conmovedor y necesario. Es una película que no busca glorificar a un atleta, sino que se centra en la humanidad de un hombre que, a través de su talento y su coraje, desafió las ideas preconcebidas y cambió el curso de la historia. La película es un homenaje a la perseverancia, al orgullo racial y a la capacidad de la esperanza para florecer incluso en los lugares más oscuros. Es un documental cinematográfico, sin duda, pero que logra un impacto emocional que trasciende la mera recreación histórica.

Nota: 8/10