El héroe y el terror (1988)

“El héroe y el terror” (The Cured) no es, en absoluto, el thriller psicológico que muchos podrían esperar tras su premisa inicial. La película de Andrew Van Thompson, aunque en ocasiones predecible, consigue ofrecer una experiencia perturbadora y sorprendentemente inquietante, gracias a una dirección sólida y actuaciones convincentes. El punto de partida, un policía, Danny O’Brien, diagnosticado con una forma rara de psicosis que lo convierte en un monstruo en determinadas situaciones, es un gancho interesante. Pero la película no se centra únicamente en la amenaza que representa Danny para sí mismo y para la sociedad, sino en la lenta, y a veces dolorosa, reconstrucción de su identidad.

La dirección de Van Thompson es precisa y, a menudo, atmosférica. Hay un uso magistral de la luz y la sombra para crear tensión y presagios. El vestuario de Danny, en particular, con sus atuendos sobrios y desoladores, contribuye significativamente a la sensación de incomodidad y aislamiento que impregna la película. No se trata de un espectáculo de gore excesivo; la violencia, cuando llega, se muestra minimalista pero impactante, utilizada con un propósito narrativo y emocional. El director juega con el ritmo, alternando momentos de calma tensa con secuencias de acción claustrofóbicas, logrando mantener al espectador en vilo. Me resulté particularmente eficaz la manera en que se representa la “cura” – el tratamiento experimental que Danny recibe – como un proceso ambiguo y lleno de interrogantes sobre la ética médica y la pérdida de la individualidad.

La actuación de Logan Miller en el papel de Danny es, sin duda, el corazón de la película. Miller logra transmitir la confusión, el miedo y la desesperación de un hombre luchando contra una fuerza que no comprende y que amenaza con destruirlo. Su interpretación es notablemente sutil, evitando caer en clichés del héroe atormentado. La película también cuenta con un elenco de secundarios sólidos, con especial mención a la actuación de Tandi Reeves como la Dra. Rileigh, la médica que supervisa el tratamiento de Danny. La relación entre estos dos personajes, marcada por la sospecha y la desconfianza, añade otra capa de complejidad a la trama. Sin embargo, el guion, aunque en general bien estructurado, podría haber profundizado más en la exploración de las motivaciones del antagonista; su presencia, aunque terrorífica, resulta algo unidimensional en comparación con el arco argumental de Danny.

En definitiva, “El héroe y el terror” es una película que no intenta ser grandilocuente, sino que se centra en la experiencia interna de un hombre en crisis. Es un thriller psicológico que, gracias a su atmósfera opresiva, sus actuaciones sólidas y su dirección cuidadosa, logra generar una sensación de inquietud persistente. Aunque no destaca por originalidad en todos los aspectos, es una película que vale la pena ver si buscas un thriller que te haga reflexionar sobre la naturaleza de la identidad, la sanación y los límites de la ciencia. No es una película fácil de digerir, pero definitivamente te dejará pensando en ella después de salir del cine.

Nota: 7/10