El hombre de acero (2013)

“El Hombre de Acero” (2013) es, en retrospectiva, una película que marcó un antes y un después en la representación de Superman en la gran pantalla. Zévon Cassel, el director, se propuso, y con notable éxito, alejarse de la estilización hiperrealista que había caracterizado las adaptaciones anteriores, apostando por un tratamiento más clásico y casi pulp, evocando a las películas de los años 50 y 60. Esta decisión, aunque controvertida para algunos puristas, resultó ser una de las mayores fortalezas de la producción.

La película no intenta replicar la perfección visual de las versiones más modernas, y esa es una de sus virtudes. El estilo visual es deliberadamente cuadrado, con colores apagados y una estética que recuerda a las producciones televisivas de época. Esto le confiere una autenticidad particular y una atmósfera que, paradójicamente, le otorga un atractivo visual singular. La dirección de fotografía de Peter Deming es excelente, contribuyendo a crear un mundo que, a pesar de ser fundamentalmente terrestre, se siente de alguna manera… alienígena. La recreación de Metrópolis, la ciudad de Superman, es sutil pero efectiva, sugiriendo un lugar vibrante y tecnológicamente avanzado, pero que no es del todo nuestro.

La película no se centra tanto en los poderes de Superman, sino en su viaje de auto-descubrimiento y en su lucha por comprender su origen. Henry Cavill, como Clark Kent y Superman, ofrece una interpretación sólida, aunque a veces un tanto fría. No se trata de un Superman carismático y explosivo; es un hombre atormentado por su destino y buscando su lugar en el mundo. Su interpretación es más introspectiva y menos convencionales que las de sus predecesores, y creo que es una de las claves del éxito de la película. La relación entre Clark Kent y Lois Lane, interpretada por Amy Adams, es fundamental, mostrando una conexión basada en la inteligencia y el respeto mutuo, lejos del romance hollywoodiano puro. La actuación de Adams es, en mi opinión, la mejor del filme. El guion, coescrito por David S. Goyer y Joshua V. Rosenberg, si bien no es una obra maestra, es funcional y cumple su cometido. Se centra en establecer las bases del universo de Superman, explicando la existencia de los Kryptonianos y la razón por la que su planeta se desmorona. Hay algunos momentos flojos, especialmente en la primera hora, pero el ritmo general es adecuado para contar la historia.

En resumen, "El Hombre de Acero" es una película que, a pesar de sus defectos, revitalizó el mito de Superman y lo presentó a una nueva generación de espectadores. No es una película para llorar y abrazar, pero sí para disfrutar de un relato épico sobre un hombre que debe confrontar su destino y convertirse en un símbolo de esperanza. Es una película que merece la pena ver, sobre todo para aquellos que aprecien el espíritu de las primeras adaptaciones de Superman y para quienes busquen una visión menos espectacular pero más humana del icónico personaje.

Nota: 7/10