El hombre que conocía el infinito (2016)

“El hombre que conocía el infinito” es, en su esencia, un tributo conmovedor a Srinivasa Ramanujan, un génio matemático cuya vida transcurrió entre la brillantez implacable y la dura realidad del racismo y la discriminación. La película, dirigida por Matthew Wolff, logra, en gran medida, capturar la complejidad de la figura de Ramanujan, no solo como matemático, sino como individuo, atormentado por la duda y, quizás, más aún, por el peso de un mundo que no lo comprendía.

La dirección de Wolff se centra en un Ramanujan silencioso y recluso, cuya capacidad para la abstracción y la intuición se ve reflejada en la puesta en escena. La película no se preocupa tanto por la espectacularización del genio, sino por mostrar la lucha interna del protagonista. Las secuencias que ilustran el desarrollo de sus teorías matemáticas, aunque a menudo estilizadas y con un ritmo que puede resultar lento para algunos espectadores, son cruciales para entender la mente de Ramanujan. No se nos bombardea con fórmulas y ecuaciones; en cambio, se nos presenta el proceso creativo como un baile intrincado entre la lógica y la inspiración, entre el rigor de las matemáticas y la intuición que solo él parecía poseer.

La actuación de Dev Patel como Ramanujan es absolutamente magistral. Patel no se limita a interpretar un personaje; se *convierte* en él. Captura a la perfección la intensidad, la vulnerabilidad y la peculiar forma de comunicarse de Ramanujan. Su mirada transmite la incomodidad, la frustración y, en ocasiones, la alegría pura que sentía al desentrañar los secretos del universo matemático. La química entre Patel y Jeremy Hardy-Smith, quien interpreta al profesor G. H. Hardy, es palpable y esencial. Hardy no es un benefactor condescendiente, sino un hombre de ciencia que, a pesar de sus propias dudas y prejuicios, reconoce el valor inmenso del talento de Ramanujan, aunque no siempre comprenda su origen.

El guion, adaptado del libro de Ian Marder y Robert Kanigel, a menudo se adentra en territorios narrativos menos explorados. Si bien la trama principal – la relación entre Ramanujan y Hardy – es sólida y convincente, algunos momentos pueden sentirse un tanto artificiosos, especialmente aquellos que buscan humanizar a Ramanujan a través de sus relaciones personales. Sin embargo, este enfoque, aunque a veces un poco simplista, sirve para hacer más accesible la vida de este matemático. La película, en su complejidad, evoca la sensación de estar tratando de comprender un sistema que, por su naturaleza misma, es difícil de entender, tal como lo experimentó Ramanujan.

En definitiva, "El hombre que conocía el infinito" es una película profundamente emotiva que celebra la perseverancia, la inteligencia y la importancia de reconocer el talento en todas sus formas. Es un recordatorio de que el genio puede florecer en los lugares más inesperados, y que el camino hacia la comprensión es a menudo tortuoso, pero siempre recompensado.

Nota: 8/10