El ídolo de Acapulco (1963)

“El ídolo de Acapulco” es una película de 2023 que, a primera vista, podría parecer un cliché de comedia romántica con un giro sobrenatural. Sin embargo, la dirección de Gerardo del Castillo se revela sorprendentemente sutil y cuidadosa, construyendo un relato introspectivo sobre el trauma, la soledad y la búsqueda de redención. Del Castillo no busca efectos especiales ostentosos ni sustos baratos; en su lugar, confía en el ambiente, la fotografía y las actuaciones para crear una atmósfera inquietante y melancólica que te envuelve desde el primer momento.

La película gira en torno a Mickey (Diego Luna, en una actuación magistral), un hombre atormentado por una tragedia personal que lo ha llevado a un exilio en Acapulco. Este trauma, que se manifiesta como una fobia extrema a las alturas, lo impulsa a trabajar como cantante en un hotel de lujo, alejándose de cualquier contacto con el mundo exterior. Luna, con su habitual habilidad para transmitir emociones complejas con una mínima expresión, ofrece una interpretación llena de matices. Su Mickey es un personaje vulnerable, pero también tenaz y con un extraño sentido del humor que emerge poco a poco, revelando una humanidad que no se ve reflejada en su fachada externa.

El guion, escrito por Luna, Manolo Barreto y Juan Polania, se centra en la conexión que Mickey establece con Lola (Eugenio Derbez), una mujer en busca de inspiración para su nueva canción. La relación entre ambos no es un torbellino de romanticismo inmediato; se desarrolla con cautela, con momentos de tensión y complicidad que se forjan a través de silencios y miradas. El conflicto central no reside tanto en la atracción romántica, sino en la necesidad de que ambos personajes superen sus propios miedos y se abran al riesgo. El guion explora temas como el duelo, la autoaceptación y la importancia de encontrar un propósito en la vida, aunque sin caer en clichés sentimentales. La trama presenta algunos giros inesperados, aunque no siempre del todo logrados, que sugieren una complejidad subyacente más allá de la superficie.

La película destaca por su estética, donde la vibrante luz de Acapulco se contrasta con la oscuridad emocional de Mickey. La banda sonora, compuesta por Rodrigo Bueno, complementa a la perfección la atmósfera, enfatizando los momentos de introspección y melancolía. Es una película que invita a la reflexión, a observar la profundidad de los personajes y a apreciar la belleza sutil de las pequeñas cosas. Si bien el ritmo puede sentirse un poco lento en algunos tramos, la dirección de arte y la actuación de Luna compensan con creces cualquier posible crítica. “El ídolo de Acapulco” es una película original y conmovedora que, a pesar de sus limitaciones, merece la pena ser vista por aquellos que buscan algo más que un simple entretenimiento.

Nota: 7/10