El jinete eléctrico (1979)

(EN) · Drama, Romance, Comedia, Western · 2h 2m

Dígame Norman… ¿sabía que sería tan complicado librarse de una molestia como yo? Señora, no tenía ni idea.

Póster de El jinete eléctrico
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Sinopsis

Con “El jinete eléctrico”, Sidney Pollack realiza, sin decirlo, su reinterpretación del género western en el personaje protagonista, interpretado por Robert Redford, un antaño reputado jinete que, porque el western ya no es lo que era, es ahora una herramienta publicitaria. Pertrechado de un traje lleno de luces de neón y diodos LED, monta a un caballo que cuesta una docena de millones de dólares.

Ficha de la película

Título original

El jinete eléctrico


Estreno



Idioma original

EN


Dirección

Guionista

Ray Stark


Reparto principal de El jinete eléctrico

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en El jinete eléctrico.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de El jinete eléctrico

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto El jinete eléctrico. Consulta sus valoraciones y comentarios.

María Cantero
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.0/10)

“El jinete eléctrico” es, en esencia, una elegía al declive del western, pero no una celebración del pasado, sino una disección cruda y, en última instancia, desconcertante de una forma de vida que ya no tiene lugar. Sidney Pollack, un director cuya maestría ha sido a menudo eclipsada por la brillantez de otros, nos entrega aquí una película que, paradójicamente, evoca una grandiosidad deshilachada, un espectáculo que se desmorona ante nuestra mirada, revelando la fragilidad de la ilusión. Robert Redford, en un papel que podría considerarse su declaración de principios, personifica a ese jinete electrificado, un hombre consumido por la obsolescencia y la incertidumbre sobre su papel en un mundo que ha olvidado su oficio.

La dirección de Pollack es, como suele ser su costumbre, impecable en cuanto a la puesta en escena. Las imágenes son hermosas, pero con un toque de melancolía que nunca cae en la sentimentalidad barata. El paisaje desértico, omnipresente y majestuoso, se convierte en un espejo de la soledad de Jack Gordon (Redford), quien se siente como un fantasma de un pasado glorificado. Pollack maneja la cámara con un control absoluto, alternando planos amplios que subrayan la inmensidad del escenario con primeros planos que capturan la desesperación de Gordon. La banda sonora, de James Newton Howard, es sutil pero efectiva, amplificando la atmósfera de alienación y pérdida.

Sin embargo, la película no se apoya únicamente en la estética. La fortaleza principal radica en el guion, escrito por Warren Beatty y Pollack. La historia, aunque sencilla en su planteamiento, explora temas complejos como la identidad, el legado y la desconexión. La película no busca glorificar la figura del vaquero; en cambio, lo desmitifica, mostrándolo como un hombre atrapado en una era de propaganda y consumismo. El guion se beneficia de una diálogos ágiles y del contraste entre la imagen futurista de Gordon y su profunda tristeza. La tensión surge no de persecuciones a caballo, sino de la lucha interna del personaje, su búsqueda de sentido en un mundo que ya no le ofrece ningún propósito.

La actuación de Redford es, sin duda, una de las mejores que hemos visto en su carrera. No se trata de un héroe tradicional, sino de un hombre que lucha contra el miedo al fracaso, a la irrelevancia. Su mirada, cargada de melancolía y cansancio, transmite de manera palpable la desesperación de un hombre que ha perdido su oficio. La química con Catherine O’Hara, que interpreta a la dueña de la empresa de publicidad, es sutil pero efectiva, generando un contraste interesante entre la superficialidad del mundo empresarial y la autenticidad del personaje de Redford. El resto del reparto, aunque no destacan con papeles memorables, cumple su función de manera competente.

“El jinete eléctrico” es una película que no satisface al espectador con una solución fácil. No ofrece respuestas, sino que plantea preguntas incómodas sobre el futuro y la pérdida del pasado. Es una película introspectiva, a veces frustrante, pero sin duda, una experiencia cinematográfica valiosa, que merece la pena ser vista y reflexionada. Su legado reside en su honestidad brutal y en su capacidad para provocar la reflexión.

Nota: 8/10

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