El justiciero (2018)

“El Justiciero” (The Jackal, 1971) es un título evocador, y la película de 2023, aunque con una evidente clara inspiración en el clásico de Michael Douglas, no logra replicar la tensión visceral y la ambigüedad moral que definió a su predecesora. El material, la premisa de un hombre común que se transforma en un asesino implacable en busca de justicia personal tras el brutal ataque a su familia, ya ha sido explorado con maestría en el pasado. Sin embargo, la nueva versión, protagonizada por Bruce Willis, se siente a menudo como un ejercicio de estilo más que una obra de arte genuina.

Willis, efectivamente, entrega una actuación sólida, aunque predecible. Su Paul Kersey es un hombre aparentemente inofensivo que se desmorona ante la tragedia, mostrando una evolución de la calma a la furia de forma creíble, aunque, por desgracia, poco original. La química entre Willis y Elisabeth Shue, cuya interpretación de la esposa traumatizada es emotiva, aporta un núcleo emocional que salva la película de convertirse en un simple vehículo de acción. La hija, Camila Morrone, se desvela como una joven con una inquietante vulnerabilidad que complementa la complejidad del personaje de su padre.

El guion, la principal debilidad de la película, se aferra a clichés del género, presentando un ritmo desigual. Las escenas de acción, coreografiadas de manera competente pero sin aportar un virtuosismo visual significativo, se intercalan con momentos de suspense bien logrados. Sin embargo, la trama se diluye en un número excesivo de subtramas y personajes secundarios que no contribuyen a la historia principal. La exploración de la relación entre Kersey y un detective de la policía (Kelsey Grammer) resulta particularmente plana y desaprovechada, convirtiéndose en una oportunidad perdida para profundizar en la moralidad cuestionable del vengador.

Dirigida por Marco Brambilla, “El Justiciero” adopta un estilo visual deliberadamente arcaico y estilizado, evocando a películas de los años 70, pero esta estética, lejos de añadir profundidad, termina resultando artificiosa. La paleta de colores apagados y la iluminación dramática, aunque visualmente atractiva, no logran compensar la falta de originalidad en la dirección y el guion. La película intenta emular la sensación de peligro inminente y la atmósfera opresiva del “Jackal”, pero lo hace de forma superficial, sin capturar la esencia del thriller psicológico que hizo tan memorable a la película de Douglas.

En definitiva, "El Justiciero" es una película entretenida, pero olvidable. Una adaptación condecorada visualmente, carente de la complejidad moral y la tensión narrativa que la definen. No es un malfilm, pero tampoco es algo que se quede en la memoria mucho tiempo después de haberla visto.

Nota: 6/10