Disney nos devuelve a la Selva de los Panchos con una nueva adaptación de "El Libro de la Selva", un relato clásico que siempre ha resonado con fuerza en la imaginación popular. Esta versión, a diferencia de otras anteriores, se distingue por un nivel de espectacularidad visual y una ambición narrativa que, si bien no siempre logra alcanzar la perfección, merece ser apreciada. La película no se limita a regurgitar la historia original; busca, con éxito en algunos puntos, ofrecer una experiencia cinematográfica inmersiva y emocionante.
La dirección de Jon Favreau es, sin duda, el punto fuerte de la película. Favreau consigue construir un mundo visualmente rico y convincente, utilizando un enfoque en CGI que, a menudo, es sutil y elegante, integrando perfectamente a los animales generados por ordenador en un entorno natural que se siente real. La exuberancia de la Selva es palpable, con paisajes que transpiran vida y detalles que enriquecen cada escena. Sin embargo, hay momentos, particularmente en las secuencias de acción, donde la sobreexposición digital resta dinamismo a la imagen. No obstante, la sensación general es de un mundo vibrante y peligroso, un lugar donde la supervivencia es una lucha constante.
El reparto de voces es excelente. Neel Patel ofrece una interpretación entrañable de Mowgli, transmitiendo su vulnerabilidad y su creciente determinación. Ben Kingsley como Shere Khan está imparable; el actor se entrega por completo al papel del tigre vengativo, dotándolo de una maldad calculada y aterradora. Willem Dafoe, como Baloo, aporta una dosis de humor y despreocupación, su personaje siendo un contrapunto perfecto a la seriedad de la misión de Mowgli. Sean Connery, en un papel breve pero significativo, interpreta a Bagheera con sabiduría y firmeza, su presencia es crucial para el desarrollo del personaje.
El guion, adaptado de las historias originales de Rudyard Kipling, se centra más en la aventura y el crecimiento personal de Mowgli que en la complejidad social y política que subyace en la obra original. Esta decisión, aunque comprensible para un público moderno, implica una simplificación de algunos temas importantes. La narrativa se siente, a veces, un tanto lineal y carente de la profundidad emocional que se podría haber logrado. Sin embargo, las secuencias de acción son fluidas y emocionantes, con momentos de genuina tensión y emoción. La banda sonora, compuesta por Justin Hurwitz, complementa a la perfección la experiencia visual y sonora, creando una atmósfera mágica e inolvidable.
En definitiva, "El Libro de la Selva" (2018) es una película de aventuras entretenida y visualmente impresionante, que ofrece una nueva perspectiva al clásico cuento. Aunque no llega a ser una obra maestra, sí que cumple su cometido de ofrecer un espectáculo cinematográfico que emociona y divierte. Es una película que merece ser vista, especialmente en su versión en IMAX, para apreciar al máximo la belleza y la magnitud de la Selva.
Nota: 7/10