El lobo de Snow Hollow (2020)

“El lobo de Snow Hollow” es una joya incómoda, un thriller psicológico con un toque de terror rural que, a pesar de su premisa aparentemente sencilla, logra generar una atmósfera de creciente paranoia y desasosiego. La película, dirigida por Robert Englund en su incursión en la dirección, no busca efectos especiales grandilocuentes ni sustos fáciles, sino que se centra en la construcción de una tensión interna que se apoya en la vulnerabilidad del protagonista y la inquietante sensación de que algo maligno acecha bajo la superficie de un pequeño pueblo olvidado.

Travis Baker (Michael Beck), un ex policía atormentado por la pérdida de su hija, regresa a Snow Hollow para cuidar de su padre, un anciano con Alzheimer. El ambiente del pueblo, aislado y marcado por la melancolía, se ve rápidamente trastocado por una serie de muertes inexplicables, todas ocurriendo bajo la luz de la luna llena. Inicialmente, la policía local no considera que haya nada raro, pero la persistente sensación de que el asesino está cazando a su presa, una joven con un don peculiar, desata el pánico y el desconfianza en los habitantes. La película se beneficia enormemente de la actuación de Michael Beck, quien ofrece una interpretación magistralmente matizada, transmitiendo con sutileza la desesperación, el miedo y el creciente terror de un hombre que lucha por mantener su cordura mientras se enfrentan horrores inimaginables.

Robert Englund, más conocido por su icónico rol de Freddy Krueger, demuestra una habilidad sorprendente como director. Su enfoque no es en el espectáculo, sino en la creación de un espacio claustrofóbico donde la duda y la sospecha son constantes. La fotografía, oscura y con predominancia de tonos grises, contribuye a esta atmósfera opresiva. La banda sonora, igualmente efectiva, utiliza silencios prolongados y disonancias para intensificar la sensación de incomodidad. Sin embargo, es en el guion donde la película realmente brilla. La trama se desarrolla con un ritmo pausado que permite a la tensión crecer gradualmente, evitando caer en clichés y presentando una historia compleja que explora temas como el trauma, la pérdida, la memoria y la naturaleza de la realidad. La película aborda la idea de que el miedo puede ser una forma de memoria, un perpetuado ciclo que se repite a través de generaciones.

Si bien el ritmo lento puede resultar desafiante para algunos espectadores, “El lobo de Snow Hollow” es una experiencia cinematográfica inquietante y memorable. La película no ofrece respuestas fáciles y deja al espectador con la sensación de que el verdadero monstruo puede residir no en el exterior, sino dentro de nosotros mismos. Es un estudio psicológico del terror, un thriller que se adentra en las profundidades de la mente humana para desvelar los miedos más oscuros.

Nota: 7.5/10