El Madre, la Melones y el Ruedas (1976)

“El Madre, la Melones y el Ruedas” es una comedia negra con un punto de locura que, a pesar de su premisa aparentemente simple, consigue ofrecer una visión sorprendentemente honesta y a veces perturbadora del mundo laboral y las relaciones humanas. Dirigida con mano firme por Sebastián Silveira, la película no busca la grandilocuencia ni el espectáculo, sino que se aferra a la crudeza y al humor negro, ofreciendo una experiencia cinematográfica que invita a la reflexión, más que a la risa fácil.

La película se centra en el equipo de una ambulancia poco convencional, liderado por el veterano y cínico "El Madre" (interpretado con maestría por Leonardo Follet), una enfermera vibrante y optimista, Melones (Verónica Egorodaria), y el conductor Ruedas (Martín Edroño), un tipo con pocas luces y un profundo amor por las motos. La premisa de la llegada de una nueva empresa que busca desmantelar su negocio proporciona el catalizador para una serie de situaciones cómicas y, a la vez, desgarradoras. La película no es solo una comedia, sino un estudio de personajes en la cuerda floja, lidiando con la obsolescencia, la falta de oportunidades y la desesperación.

Lo que realmente distingue a la película es la construcción de sus personajes. Follet, en particular, ofrece una interpretación cargada de matices y sarcasmo. "El Madre" es un hombre consumido por la experiencia y la frustración, un personaje que ha visto pasar demasiados años y que se niega a perder la esperanza, aunque sea a regañadientes. Egorodaria aporta una vitalidad contagiosa a Melones, contrastando con el cinismo del protagonista. Edroño, por su parte, cumple su función con una actuación discreta pero efectiva, dotando al personaje de una autenticidad que lo hace creíble. La química entre los tres actores es palpable y fundamental para el éxito de la película.

El guion, coescrito por Silveira y Bruno Bassetti, se beneficia de una narrativa ágil y bien estructurada. Las situaciones humorísticas se presentan de forma natural y se integran perfectamente en la trama, sin sentirse forzadas ni artificiales. La película no se anda con rodeos al abordar temas como la corrupción, la competencia despiadada y la explotación laboral. El humor negro, aunque a veces puede resultar impactante, sirve para exponer la realidad cruda del sector de las ambulancias y la precariedad laboral en general. La dirección de Silveira es precisa y evocadora, utilizando la fotografía y la música para crear una atmósfera particular, a la vez melancólica y desptica.

La película no es perfecta. Algunos diálogos podrían pulirse y el ritmo, en ciertos momentos, se siente un poco desigual. Sin embargo, estos pequeños defectos no empañan la experiencia general. "El Madre, la Melones y el Ruedas" es una comedia negra inteligente, perspicaz y sorprendentemente emotiva, que nos invita a reflexionar sobre la condición humana y los límites de la esperanza.

Nota: 7/10